*Amaya*No quería abrir los ojos, tenía miedo de hacerlo. Sobreviví pero ¿quién podía decir que estaba a salvo? ¿Me mantuvieron vivo sólo para morir? No había manera de saberlo y no tenía prisa por encontrar la respuesta.Dondequiera que estuviera, era suave como si estuviera descansando sobre una nube. Mi cama en casa ni siquiera era tan bonita. La tela debajo de mí estaba peluda, supuse que era algún tipo de lana, pero siempre me había parecido incómoda y con picazón. Fuera lo que fuese, se sintió como un abrazo.Lentamente abrí mis ojos. Estaba en una habitación, diferente a cualquier habitación en la que hubiera estado antes. El castillo de mi padre estaba profusamente decorado con muebles llamativos y chapados en oro. Todo era demasiado duro e incómodo, como si no estuvieran destinados a ser utilizados sino a ser vistos.Esta habitación tenía una calidez de vida en su interior. Los muebles estaban hechos por expertos, me di cuenta, pero
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