Santiago no tenía más palabras que decir. Después de decir lo necesario, abandonó la habitación.Natalia, quedándose sola, arrojó el pastel al suelo.Tomás, quien seguía a Santiago después de salir de la habitación, escuchó los chismes de las enfermeras.—¿Qué coincidencia que hoy dos pacientes con nombres homófonos celebren su cumpleaños en el hospital?—¡Mismo cumpleaños, un distinto destino! Esa Julia se rompió dos costillas y sufrió un traumatismo cerebral grave. El día que ingresó, intentaron llamar a su marido con su teléfono, pero nadie contestó. Si me preguntas, ¿para qué mantener a un marido así? Mejor divorciarse. En cambio, la otra, Natalia, tiene al presidente del grupo empresarial cuidándola y protegiéndola, es como una delicada flor. Viendo cómo el señor Rivera la valora, quizás Natalia se convierta en la señora Rivera, ¿y no se convertiría entonces en la dueña de nuestro hospital?A Tomás se le erizaron los pelos y miró disimuladamente a su jefe...Esa tarde, el señor Ri
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