Capítulo 7: ¿Quién sabe qué podría pasar?

-Ronan-

Ya ha pasado una hora de esta noche infernal y hasta ahora he logrado esquivar a la mayoría de las personas que se acercan a hablar conmigo.

Pero no puedo ignorar a Stella Van Arder, que me vio escondida en el balcón y está de camino hacia aquí.

Ella camina hacia nosotros con una copa de champán en la mano. No puedo evitar notar la forma en que su vestido rojo abraza las curvas de su delgado cuerpo, y es fácil adivinar por qué tantas cabezas se vuelven para mirarla.

Lo último que quiero es llamar más la atención sobre nosotros después de que Ara accidentalmente pateó al asistente de otro vampiro y casi comienza una pelea. Afortunadamente, el dueño del asistente no estaba cerca y rápidamente convencí a la pobre mujer para que huyera con su amo.

Desde entonces, Ara permaneció casi quieta, aferrándose a mi brazo cada vez que nos movíamos. Es inusual tener a su asistente con usted en todo momento durante un evento como este, pero prefiero mantenerla cerca a que cause más problemas.

Stella se detiene a unos metros de distancia y mira a Ara de arriba abajo antes de acercarse a nosotros.

“Ronan, cariño. Ha sido un tiempo." Besa mi mejilla y coloca una mano en la mía, esperando que la bese. Siempre tan dramático.

Obedezco y llevo su mano a mis labios, soltándola rápidamente. “Estela. Es como si no hubieras envejecido ni un día”.

Se forma un ceño fruncido en su rostro, reconociendo la broma de mi cumplido.

Los vampiros no envejecen físicamente más allá de la edad adulta temprana. Luego, se necesitan unos cientos de años para que comiencen a aparecer líneas de expresión o canas.

“Qué sorpresa verte aquí. ¿Es este su nuevo asistente?

Una enorme y falsa sonrisa aparece en el rostro de Ara. Se esfuerza mucho en parecer glamorosa, pero lo único que logra es parecer borracha o ligeramente loca.

"No, la encontré afuera y pensé que le vendría bien un trago", le digo, entregándole a Ara mi vaso.

Stella me pone los ojos en blanco. “Tu sentido del humor podría despertar a los muertos. Y ya es hora de que consigas uno para ti. Estaba empezando a pensar que tenías algo en contra de la idea de tener un asistente.

Sacudo la cabeza. “¿Cómo podría estar en contra? Cuando ayudamos a tantos humanos pobres con sus deudas”.

Escucho una leve burla de Ara y me doy cuenta de que es hora de alejarla de la presencia de Stella, antes de que ella se convierta en el centro de la conversación.

"Ella es bonita, para ser humana". Stella agarra un puñado del cabello de Ara. "Pensé que te gustaban las rubias".

"El color de cabello de una asistente es irrelevante siempre que sirva para otros propósitos", digo.

"Oh. ¿Ha resultado... satisfactoria hasta ahora?

“Bastante apetecible. De hecho, delicioso”. Le sonrío a Stella, pero sus ojos están pegados a Ara.

Soy consciente de que Stella quiere saber si ya me he follado a Ara, pero no cedo ante su curiosidad.

“Sí, siempre he encontrado que las hembras saben mejor. Al menos los humanos”, dice Stella. "Pero los vampiros son otra historia".

“No lo sé. Nunca he probado otro vampiro”. Me encojo de hombros y tomo mi bebida de la mano de Arabella. Sus dedos permanecen congelados en su lugar, en la forma del vaso que había estado sosteniendo, como si estuviera petrificada.

“Tal vez deberías… estar un poco más cerca de otros vampiros. Podemos igual de… deliciosos”.

El tono sensual de Stella no se me escapa.

"Tal vez podría", me burlo de ella, bebiendo la ginebra de una sola vez.

"Señor, ¿puedo ir al baño?" Ara dice de repente, finalmente bajando la mano. Todavía tiene esa expresión extraña y soñadora en su rostro.

“No seas impertinente. Tu maestro no te ha hablado”, espeta Stella, dándole un codazo a Ara en el hombro.

Afortunadamente, Ara sólo le sonríe. Pero he pasado buena parte de este día mirándola a los ojos a pesar de mis mejores esfuerzos por ignorarla, y puedo decir que está al borde de las lágrimas.

"Todo está bien. Sólo han pasado unas pocas horas desde que la conseguí”, intercedo. “Ve a buscar el baño y espera afuera. No hables con nadie”.

“Déjala unirse a los demás. Están dando un buen espectáculo”. Stella se hace a un lado, dándome una visión clara de la actuación que llevan a cabo los asistentes dentro de la sala. Están bailando al ritmo de una onda de sintetizador, con sus cuerpos entrelazados. Algunos se follan abiertamente o se tocan íntimamente.

"Ve a sentarte junto a la piscina", le digo con tono firme, esperando que Ara me escuche.

Ella asiente y entra, cuando de repente la detiene Martin Van Arder, el hermano menor de Stella.

“¿De quién eres TÚ?” dice, agarrando su barbilla. "No te había visto antes".

Ara simplemente lo mira fijamente y se tambalea en sus zapatos.

"Suéltala", digo, un poco demasiado alto. Algunas cabezas se vuelven en mi dirección.

“¡Ronan! Pido disculpas. Sólo estaba mirando”. Martin la suelta y sigue adelante.

Ara intercambia brevemente una mirada conmigo y luego desaparece de mi vista. Rezo para que no se encuentre con más vampiros agarradores en su camino al baño.

He olvidado que Stella sigue parada aquí, mirándome.

"Eres tan protector", dice en broma. "Uno podría pensar que estás enamorado de ella".

Dejé escapar una risa hueca. “No menciones eso. Fue hace mucho tiempo."

¿Han pasado cuántos setenta años? Y todavía recuerda la vez que me enamoré de un humano.

Yo era joven y estúpido, y eso nunca volverá a suceder.

"Es Desmond quien ama tanto a sus asistentes que accidentalmente los libera", digo, tratando de desviar la conversación de mí.

Stella se ríe y me da unas suaves palmaditas en el brazo.

“Tu hermano tiene la profundidad emocional de un pepino. Se preocupa tanto por sus asistentes como por si su esposa vive o no. Por cierto, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que la vio?

“No lo sé. Unos años." La ex esposa de Desmond es un tema delicado en mi familia. No fue un partido feliz, por decir lo menos. "¿Por qué? ¿Sigues añorando por él?

“Hace mucho tiempo que dejé de lado”, dice rápidamente Stella. “Tengo los ojos puestos en otro”.

Una sonrisa coqueta se forma en sus labios y me arrepiento de haberlo preguntado.

Mi mente vuelve a Arabella, que ya debería haber salido del baño.

"Camina conmigo", le digo a Stella, extendiendo mi brazo hacia ella. “Muéstrame los alrededores. Hace tiempo que no vengo por aquí”.

Ella parece encantada con la idea y envuelve su brazo alrededor del mío, empujándome hacia adentro y llevándome a la sala principal llena de invitados. La mayoría de ellos son vampiros menores que no pertenecen a las siete familias nobles. No somos muchos y varios de ellos viven dispersos por Europa.

Muchos de los invitados de Stella tienen asistentes, pero la gran mayoría de los vampiros menores no pueden permitírselo.

Stella se regodea bajo el escrutinio de sus invitados, probablemente disfrutando el hecho de que la hayan visto caminando conmigo. Nuestro linaje es el más antiguo de las familias nobles, y se sabe desde hace mucho tiempo que uniremos fuerzas algún día.

Desmond debería haberse casado con ella, si no hubiera sido por su desafortunado matrimonio.

Conduzco sutilmente a Stella a otro balcón desde donde podría tener una vista de la piscina, con la esperanza de vislumbrar a Arabella. Hasta el momento, no hay señales de que haya estallado una pelea ni gritos aleatorios. Probablemente sea una buena señal.

"¿Has oído? Mi padre planea dormir mucho a fin de año”, dice Stella una vez que llegamos afuera. "Lo ha estado planeando durante años, pero finalmente decidió que será el último".

Así pues, Conrad Van Arder se retira definitivamente. Que tiene sentido. Debe tener unos cuatrocientos años. Ha tenido tres esposas, la primera fue la madre de Stella.

Y después de unos siglos, supongo que un sueño eterno e irreversible puede parecer tentador.

Sin embargo, hay muchas cosas que ella no dice.

Esto significa que Stella heredará todos sus títulos y dirigirá las empresas de su familia. Necesitará casarse y también necesitará herederos.

"Sin embargo, está decidido a verme casada antes de dar el paso", continúa, volviéndose hacia mí. "Así que eso debe suceder más temprano que tarde".

Todo tiene sentido ahora.

Mis padres regresaron a Savannah. Su insistencia en que consiguiera un asistente y viniera a esta fiesta. Engordar al cerdo para el matadero, o eso dicen.

Pronto tendré que tener una larga conversación con mi padre. Mis propios planes de negocios podrían interferir con los de él, y no voy a renunciar a ellos por un matrimonio de conveniencia.

"No me obligues a decirlo, Ronan". Stella tira de mi chaqueta. “Nunca fuiste mi segunda opción, ¿sabes? Desmond era el candidato que tenía más sentido, ya que es el mayor. Pero siempre pensé que eras el más guapo de los dos.

Presiona un dedo sobre mi nariz y me da una sonrisa dulce e inocente.

Me alegro de que piense que mi vacilación en casarme con ella se debe al hecho de que primero se la prometieron a mi hermano.

No es que no vea las ventajas de casarme con ella. Hemos pasado innumerables veranos juntos y tenemos más o menos la misma edad. Ella es guapa e inteligente, y unir nuestros linajes y riqueza creará el imperio vampírico más grande del mundo.

Pero sus puntos de vista sobre la vida no son los mismos que los míos. Simplemente no me importan los humanos. Son una fuente de alimento, y nada más, a pesar de lo que pueda sugerir lo que digo sobre ellos.

Ella, sin embargo, los detesta activamente mientras finge querer ayudarlos. Todo su yo está construido sobre su estatus noble, mientras que yo… sólo quiero vivir mi vida. Descubrí que el tiempo pasa fácilmente si encuentro nuevos pasatiempos aproximadamente cada década. Leer, aprender.

Todavía hay tantas cosas que no sé sobre el mundo.

Y la idea de casarme con ella me hace sentir como si yo también tuviera que dormir mucho.

Siempre podríamos ser como Desmond y su esposa y vivir vidas separadas, pero sabiendo lo miserable que eso lo hace, creo que dejaré de lado esa opción.

"¿No es ese tu asistente?" Dice Stella, interrumpiendo mis pensamientos. Entro en pánico por un segundo, imaginando el problema en el que podría estar. “Parece que hizo una amiga. ¿Estás seguro de que la embelesaste correctamente?

Ara está sentada junto a la piscina, como le ordené que hiciera. Pero hay otro asistente a su lado y parecen estar teniendo una conversación interesante. Él tampoco parece estar glamoroso, pero no es extraño que los humanos glamorosos todavía anhelen algún tipo de conexión humana.

Tampoco son del todo tontos.

"Ella simplemente se está adaptando", digo rápidamente. "Pero me aseguraré de que funcione correctamente más tarde esta noche".

"Mmm. El informe más reciente que recibí de la agencia dice que el 99% de ellas aceptan ser glamorosas. Los números también van muy bien. Hemos ayudado a tres mil humanos en todo el mundo. Y las estadísticas sobre cuántas vidas hemos salvado…”

Stella habla una y otra vez de las maravillas de la agencia encargada, pero no puedo concentrarme en sus palabras. Mis ojos siguen vagando hacia Arabella, que ahora se ríe de algo que ha dicho ese hombre.

La ira hierve dentro de mí. Tendrá que aprender a comportarse en público.

¿Y quién carajo es ese hombre?

Stella me agarra del brazo, una vez más exigiendo mi atención.

“Voy a saludar a mis otros invitados porque pronto tengo que alimentarme”, dice. “Si estás aburrido, ya sabes dónde está mi habitación. No me importa compartir”. Me da un beso en la mejilla, luego acerca su boca a mi oreja y susurra: “No puedo esperar por siempre, Ronan. Tu decides."

Quizás no tenga que esperar por siempre. Hay muchas cosas que ella no sabe y una de ellas podría hacerle cambiar de opinión sobre mí.

Pero eso no es lo que me preocupa ahora.

Tengo que llegar a Arabella.

Bajo corriendo las escaleras y mi camino está bloqueado nada menos que por Desmond.

"Tu mascota parece estar divirtiéndose". Está arrastrando las palabras, lo que significa que ha bebido muchísimo. "Cuidadoso. Si no le has prohibido explícitamente follar con otro humano... ¿Quién sabe qué podría pasar? Acercándose más a mí, susurra: "ya que ella no está glamorosa y todo eso".

Lo hago a un lado y salgo, con la rabia hirviendo dentro de mí.