Mi venganza Después de la Muerte
Me estaba muriendo por envenenamiento por plata, todo por salvar a mi familia. Y ahora Marcus, mi prometido, el Alfa que había jurado nunca abandonarme, quería que le entregara mi riñón sano para dárselo a Celeste, la hija adoptiva de mis padres.
A nadie le importa si vivo o muero. Así que rechacé el tratamiento conservador y me inyecté la poción de vida de una bruja. ¿El precio? En 72 horas, moriría de una falla total de todos mis órganos.
En esos tres días, le entregué a Celeste mi centro de sanación privado, el que construí con mis propias manos. Mamá y papá estaban radiantes de alegría.
—Qué bueno que por fin maduraste, mi niña. Ahora sí estás cuidando a tu hermana.
Marcus quiso posponer nuestra boda para cuidar a Celeste. Lo acepté con calma. Me felicitó por finalmente ser comprensiva.
Incluso le cedí a Celeste mi puesto como sanadora en jefe de la manada. Mis padres y Marcus estaban tan emocionados que planearon una gran fiesta para celebrarla. Invitaron a todas las personas importantes de la manada para festejar su nuevo cargo.
Solo una cosa me daba curiosidad. Cuando muriera, ¿derramarían cuando menos una lágrima por mí?