José le dio dos fuertes patadas a Valeria, su rostro estaba lleno de furia.Valeria cayó al suelo y, temblando de miedo, gateó hasta donde estaban Ana y Sergio.—¡Lo siento, Ana! —suplicó, con lágrimas en los ojos—. Fui una irrespetuosa con usted. Por favor, perdóneme. Le juro que nunca volverá a pasar.Mientras hablaba, se dio dos bofetadas con fuerza, dejando enrojecidas sus mejillas.Ana la miró con frialdad y respondió con desdén:—A la persona a la que debes pedirle perdón es a Sergio, no a mí.Valeria tragó saliva y de inmediato se giró hacia Sergio, arrodillándose frente a él con el rostro lleno de pánico.—¡Sergio, por favor, perdóname! ¡Estuve mal! No debí decir esas cosas, fui una imbécil, fui arrogante.Se golpeó la cara nuevamente hasta que su nariz comenzó a sangrar.—Te lo ruego, fuimos compañeros de escuela… dame una oportunidad. ¡No quiero que me arrojen al río, ni perder mi trabajo!Sabía que cuando José amenazaba con algo, lo cumplía.Y si decía que la tira
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