Sin poder contenerse más, Sheila le dio una bofetada.Fernando no se lo esperaba, pero extrañamente, su corazón inquieto se tranquilizó.—Si te hace sentir mejor, puedes golpearme más. No me importa, solo quiero que no estés enojada.Qué romántico, pero qué repugnante.Sheila le dio otra bofetada, después de todo, él lo había pedido.—Fernando, ¿recuerdas que te dije que podría perdonarte todo, excepto una traición? Si me traicionabas, me casaría con otro.El rostro de Fernando palideció.—Sheila, ¿qué tonterías dices? Yo, Fernando, te elegí para envejecer juntos. Siempre te amaré solo a ti, ¡nunca cambiaré de parecer, jamás!Tanto la amaba que terminó en el hospital enredado con otra mujer.Tanto la amaba que pospuso su boda por el capricho de otra, dejándola como plato de segunda mesa.Sheila levantó la mirada hacia él, como intentando ver dentro de su alma, tratando de entender qué pensaba realmente.Al final, solo asintió sin decir nada.—Ya entiendo.Fernando la abrazó de nuevo, p
Read more