Cruzándome de brazos, ignoré el ansioso temblor en mis manos. Reafirmando mi resolución.“¿Y qué pruebas tienes?” Preguntó Bill, entrecerrando los ojos. Era un hombre fornido, alto y ancho. “¿Un poco de brillo en mis labios?”Dudé, sólo por un momento, pero él lo notó, sonriendo bajo su espeso bigot
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