Asintiendo en respuesta, Gerald respondió: “Así es. Mis compañeros y yo venimos de Jaellatra, y como usted puede ver, no teníamos dinero, ¡por eso decidí vender el amuleto de jade!”. “... Tú... ¿No sabes lo precioso que es el amuleto de jade del dragón verde...?”, murmuró el príncipe Severin confundido. Por su parte, Gerald honestamente no tenía ni idea. A decir verdad, si no necesitara tanto el dinero, no habría vendido el amuleto de jade. Después de todo, ni siquiera lo había estudiado todavía. Aun así, el tono del príncipe Severin por sí solo fue suficiente para decirle a Gerald lo extraordinario que era el amuleto de jade... Sintiéndose ahora cada vez más curioso, Gerald sacudió la cabeza antes de preguntar: “Me temo que no tengo ni idea, príncipe Severin. ¡Ilústreme!”. “…¡Muy bien! Verás, el amuleto de jade que me vendiste es el símbolo del dragón verde, ¡y la persona que lo posea recibirá los poderes del dragón verde! En caso de que no lo sepas, ¡entre las cuatro Bestia
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