Carnada Larry no era adicto al alcohol, es más, disfrutaba poco de aquel líquido ambarino y solo aceptaba beber por mera cortesía a los desconocidos y obligado cuando era Blake quien se lo ofrecía. Pero en esa ocasión se bebió el contenido de vaso en un solo trago. —¿Cómo que serás la carnada? —preguntó girándose para ver a Blake acomodarse la corbata frente al espejo. —Lo que escuchaste. Hope y su amigo… —Él dijo que era su novio —le recordó Larry. —Su AMIGO —pronunció Blake haciendo énfasis en la segunda palabra—. Sospechan que ha sido el gerente financiero el causante de todo esto —añadió. —Tiene bastante sentido, es el único que tiene acceso a todo al área financiera, se encarga de velar por la liquidez de la compañía y pudo hacer las cosas sin que Daniel se diera cuenta. —Es lo que Hope sospecha. —¿Ya no sospecha de ti? —preguntó con asombro. Blake se encogió de hombros. —Probablemente, sospechara de mí hasta que le demuestre que no tengo nada que ver con lo ocurrido y
El pez por la boca muere Blake miró a Randy Howard, el hombre le estaba dando muchas vueltas al asunto, sin contar que desde un inicio noto lo acomodado que era. El tipo pidió una botella del más caro y fino licor de la casa y le entregó la cuenta para que la pagara, con eso ya podía adivinar fácilmente que no era un tipo de fiar. —Entonces, ¿piensa tenerme aquí toda la noche, señor Howard? —preguntó Blake con tono aburrido. —Lamento entretenerlo más de lo debido, pero necesitaba que no hubiera pájaros en el alambre —murmuró sentándose frente a frente con Blake. —No tengo idea a lo que se refiera, Howard. Soy un hombre ocupado y cada minuto que estoy con usted es DINERO perdido —dijo remarcando a propósito la penúltima palabra. —Claro, claro, el dinero es la clave de todo esto —dijo con regocijo—. Es el motivo por el que estamos aquí. Sé de buenas fuentes que su relación con Hope Morgan está rota al punto de llegar a convertirse en dos enemigos —añadió. —¿Enemigos? —cuestionó Bla
Traidor La pluma se rompió en las manos de Hope al escuchar la versión del hombre, la tinta roja pronto se derramó y cubrió la palma de la mano de la mujer como si fuera una profunda herida.—No cabe duda de que el pez por la boca muere, señor Howard —gruñó Hope con furia.—¿Qué-qué quiere decir? —dijo dando un paso atrás.—Apenas ayer quería hacer negocios con Blake Cameron y hoy viene a mí para lanzar acusaciones en su contra. ¿No consiguió lo que esperaba de él? —preguntó al mismo tiempo que marcaba un par de números por el intercomunicador.—¿De qué estás hablando?—Mi padre confió en ti —dijo mientras escuchaba la voz al otro lado de la línea—. Déjalos pasar —pidió para desconcierto del hombre.Randy se giró violentamente cuando las puertas dobles de la oficina de presidencia se abrieron de par en par, dejando ver a Blake, Chelsea y Larry acompañados por el jefe de la policía.—¿Qué es esto? —preguntó asustado.—¿Pensabas que de verdad iba a ser tan fácil culparme? —preguntó Bla
Si pudiera elegir Hope:Matthew aceptó conocerte… Blake leyó y releyó aquel mensaje, no supo exactamente la cantidad de veces que lo hizo y aún no podía creer que Hope le hubiese escrito, y menos que Matthew aceptara conocerlo.El corazón del magnate latía alocadamente dentro de su pecho, giró su silla y miró la ciudad desde las alturas, se mordió el labio mientras un par de lágrimas rodaron por sus mejillas.¡Matthew aceptó conocerte!Aquellas tres palabras fueron un bálsamo para su corazón.Los golpes a la puerta le hicieron limpiar su llanto, se giró adoptando un rostro serio, habló:—Adelante.Scott Carter abrió la puerta y dejó ver su rostro sonriente.—¿Vamos de fiesta hoy? —preguntó con una sonrisa socarrona—. Me han invitado esta noche, ya sabes alcohol y sexo —añadió sentándose delante de Blake.—Esta noche no Scott —dijo mirando una vez más su móvil y leyendo el mensaje de Hope otro par de veces.El hombre arqueó las cejas con asombro.—Hanna Marín estará ahí, me ha estado
El amor es como una florHope cerró los ojos, mientras intentó apartar su mano del toque de Blake, aquella mano ceñida sobre su mano, era como una pulsera de fuego quemando su piel y el dolor que embargaba su corazón al darse cuenta de que tontamente había albergado la esperanza de que él creyera en ella; para su pena y desgracia no era caso de Blake Cameron.Él estaba ahí de rodillas, pidiendo perdón, pero no era porque creyera que no le había sido infiel con nadie, ni siquiera con el pensamiento, sino porque el médico le había confirmado que no era un hombre estéril, la ciencia le corroboró lo que Hope ya sabía desde un principio.—Ponte de pie y deja que me marche —respondió Hope, luego de un corto silencio.—No lo haré, sé que tienes todo el derecho a no perdonarme. Sé que te hice daño; pero por favor, Hope —dijo estrujando la mano de Hope—. Dame una oportunidad para demostrar que no soy el mismo hombre y que estoy dispuesto a todo por ti y por Matthew.Hope se tensó de pies a cab
Adiós, hijo mío Blake se alejó del campo de fútbol, luego de que Hope, Matthew, James y Chelsea se marcharan a casa a seguir celebrando el triunfo del pequeño, mientras Matthew sonreía sobre los hombros del hombre.—Es hora de que también nos marchemos, Blake —dijo Larry colocando una mano sobre el hombro del magnate.—Bien dice el dicho que no sabes lo que tienes, hasta el día que lo ves perdido —musitó.—Vamos, Blake —insistió Larry.Blake asintió y no refutó, caminó al lado de su primo.—Te llevaré a la oficina, mientras pediré a alguien del Personal que venga por tu auto —le comunicó, mientras subía al lado del piloto.Larry manejó en completo silencio, estacionó en frente a las instalaciones de la casa productora.—¿Quieres que te acompañe? —preguntó haciendo ademán de bajarse del auto.—Estoy bien, Larry, gracias por traerme. Pero necesito pensar en soledad, necesito analizar mi proceder —dijo sin ánimos.Larry asintió.—Te llamaré luego —avisó.Blake asintió, se despidió con u
Llamada de emergencia Hope recargó la cadera sobre el capó del auto, estaba llegando con quince minutos de retraso debido a una reunión que no pudo posponer con el departamento de calidad. En ese momento, se lamentaba que Chelsea y James se hubiesen marchado esa mañana a Nueva York, pero era necesario que hicieran acto de presencia para elegir al nuevo jefe de la agencia de viajes. Hope habría deseado volver con ellos y alejarse de Los Ángeles por segunda ocasión, pero sus responsabilidades al frente de H&B no se lo permitieron. Tampoco tenía corazón para abandonar a su madre, sabía que difícilmente Hilary aceptaría marcharse de la ciudad sabiendo que todos sus recuerdos con Daniel estaban aquí.—¡Mamá! —gritó Matthew corriendo en dirección de Hope, mientras intentaba acomodarse la mochila en su espalda.—Hola, cariño, lamento llegar tarde —dijo poniéndose en cuclillas para quedar a su altura y él pudiera abrazarla.—No es tu culpa, tío James dijo que podía pasar, pero que vendrías p
Nuestro secretoEl corazón de Blake casi se detuvo al escuchar el sonido de su móvil, estaba en medio de una reunión importante con los actores principales del rodaje de su nueva película, pero le importó poco dejarlos sentados en la mesa y atender la llamada que había estado esperando por muchos días, quizá semanas.Con manos temblorosas llevó el aparato a su oído.—Hope —dijo un tanto nervioso.Un silencio sepulcral le siguió a su voz, no podía escuchar nada al otro lado de la línea, lo cual le asustó.—Hope —repitió—¿Estás ahí? ¿Estás bien? —cuestionó sin obtener respuesta.Un ligero suspiro de resignación se escuchó finalmente por parte de Hope y que tranquilizó al hombre.—Necesito pedirte un inmenso favor, Blake.El corazón del magnate casi se detuvo al escuchar la voz de Hope.—Dime, ¿Cómo puedo ayudarte? —respondió con premura.Ella pareció dudar, porque otro silencio le siguió. Blake estaba a punto de subirse por las paredes de la sala de juntas, se olvidó por completo de la
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte