Capítulo 9: Intenciones claras

No había suficientes palabras en inglés o español que pudieran describir lo enojada que estaba Mia.

Comienza como un pequeño incendio, pero a medida que pasa el tiempo arde cada vez más hasta convertirse en un incendio forestal que no se puede contener.

¿Qué clase de hombre besaría a alguien y luego lo ignoraría por completo?

Incluso si él se arrepiente, hay un nivel de decoro que ella espera.

Después de todo, Mia se arrepiente de ese beso incluso más que Elon, está segura. Especialmente si eso significa que ella tiene que pasar cada hora de trabajo en su casa, viendo cómo él la ignora.

Cada momento libre que tiene lo dedica a buscar trabajo, pero desafortunadamente, su pura fuerza de voluntad no es suficiente para que mágicamente le aparezca un trabajo. Al menos no todavía.

Solo ha pasado una semana desde el beso, pero en ese tiempo solo se ha cruzado con Elon una vez si no contamos el fiasco del jarrón. En ese momento, él solo asintió y murmuró un breve saludo, desapareciendo en su oficina inmediatamente después.

Mia está bastante segura de que no huele mal ni tiene un cartel de "evítame" pegado a su espalda, entonces, ¿cuál fue el problema?

Sin mencionar, ¿por qué un multimillonario haría todo lo posible para evitar a una criada? ¿No debería simplemente despedirla y no tener que volver a pensar en ella nunca más?

Nada de eso tiene sentido para ella.

Sabrina parece haber dejado de conspirar activamente contra Mia, al menos por lo que pudo ver. Sin embargo, la anticipación podría ser peor. Se siente como si todos pudieran ver un yunque flotando sobre su cabeza y nadie supiera cuándo caerá.

Claro, Sabrina todavía le ladra alguna orden ocasional, pero no la ha obligado a hacer nada fuera de lo que haría un mal supervisor normal.

Aunque Mia sabe que había estado deseando que las cosas se calmaran, todavía no puede evitar resentirse. Cuanto más tranquila se vuelve su vida, más adaptada se siente a la nueva rutina y más comienza a preocuparse Mia de quedarse atrapada aquí como sirvienta por el resto de su vida.

Intenta imaginar a Elon como un hombre de ochenta años, escondiéndose detrás de estatuas para evitarla por un beso estúpido...

La idea es oscuramente divertida, pero Mia intenta no pensar demasiado en ello. Sobre todo porque tiene la sensación de que, incluso a los ochenta años, Elon seguiría siendo lo suficientemente atractivo como para hacer que su corazón se acelerara.

Mia se siente ridícula. ¿Por qué está tan obsesionada con un chico?

Incluso con Mateo, ella nunca estuvo tan nerviosa. En parte porque Mateo siempre había sido muy sencillo. Su engaño incluso tenía intenciones claras detrás que ella podía seguir.

Con Elon… ella no sabe por dónde empezar.

Mia, una vez más, destierra el pensamiento de él de su mente. No ha funcionado todavía, pero al menos tiene que fingir por su cordura.

Ella ve la punta de un mocasín de cocodrilo que viene de una esquina y al instante comienza a alejarse sigilosamente.

La única distracción confiable esta semana ha sido estar atento a Shir.

Él aparece a la vuelta de la esquina, ve a Mia y se dirige directamente en su dirección.

Afortunadamente, Shir no recuerda su incidente en estado de ebriedad. O, al menos, no lo ha sacado a relucir en ninguno de los periódicos "encuentros" que tiene con ella. En un momento, Mia cuenta que él vino a buscarla al menos cuatro veces en un día.

A veces ella es capaz de detectar sus señales reveladoras y esconderse antes de que él pueda acercarse, pero esta no es una de esas ocasiones.

"¡Desaparecido en combate! Hola cariño. ¿Dónde has estado toda la mañana? ¿Vas a hacer que te persiga todo el día? Los ojos de Shir se abren mientras habla, y Mia instantáneamente se da cuenta de que él siente demasiado placer con la idea de eso.

Todavía no puede decir exactamente cuál es la mejor manera de tratar con Shir. Cada vez que intenta dejar de lado sus miedos y tratarlo amistosamente, ve un destello de algo depredador en sus ojos que la mantiene en silencio. Hay algo dentro de ella que le grita que se mantenga lo más desconectada posible.

Tal como están las cosas con Elon, Mia se siente aún menos estable en la creencia de que alguien le creerá si habla.

"Lo siento señor. ¿Necesitabas algo de mí? Mia mantiene la vista baja y retrocede instintivamente.

"No necesito una razón para hablar contigo, ¿verdad?" Las palabras de Shir son empalagosas.

"Supongo que no." Mia busca algo que la aleje.

Ese "algo" viene en la forma de Elon, mirándolos a los dos desde el final de un largo pasillo. El corazón traicionero de Mia late con fuerza cuando comienza a caminar hacia ellos.

“¿Estás distrayendo a mi personal, Shir?” Los ojos de Elon arden con algo que a Mia le parece sospechosamente celoso.

“No seas así, Elon. No es culpa de Mia que sea tan llamativa”.

"Suficiente." Si las miradas mataran, Elon ya estaría tras las rejas.

Shir levanta las manos en señal de rendición y ve claramente algo en Elon que lo sorprende. Shir camina hacia atrás y se pierde de vista sin decir una palabra más.

Elon se pone de pie, mirando el lugar donde estaba Shir y lentamente afloja y aprieta los puños. Mia se muerde el labio, asustada por lo que Elon está pensando ahora. Abre la boca para defenderse, pero no sale ningún sonido.

Elon gira sobre sus talones, sin mirarla, con la mandíbula tensa, y comienza a alejarse.

Mia espeta, agarrando su muñeca y siseando: "¿Qué fue eso?"

Elon niega con la cabeza. "Aqui no."

Mia lo suelta como si su piel la quemara.

Elon continúa caminando con Mia detrás de él, su rostro de un tono rojo brillante.

Se mete en una habitación vacía y tan pronto como Mia cruza el umbral, él pasa junto a ella para cerrar la puerta y bloquearla, empujándola efectivamente contra la fría madera mientras su proximidad se reduce rápidamente.

Los ojos de Elon bajan, su mirada gris la cautiva con solo una mirada. Mia siente que se le pone la piel de gallina en los brazos.

Permanecen así durante demasiado tiempo, hasta que Elon rompe el momento. Sus ojos se vuelven hacia el techo mientras da un paso atrás. Cuanto más se aleja, más claramente puede pensar Mia. Al mismo tiempo, el aumento de espacio sólo empeora su frustración.

"¿Realmente necesitas estar tan lejos sólo para hablar conmigo?" Mia muerde y lo mira con veneno.

"Sí", susurra apresuradamente.

La ira desaparece del cuerpo de Mia cuando capta la mirada de desesperación en sus ojos.

"No él." Elon niega con la cabeza.

Las cejas de Mia se fruncen. “¿De verdad piensas tan poco de mí?”

"No podrías imaginar cuánto pienso en ti". El tono de Elon es serio mientras sacude la cabeza con frustración.

“¿Entonces estás diciendo que estarías bien si hablara con cualquier otro hombre? ¿Mientras no sea tu hermano? Ella entrecierra los ojos, tratando de entender su punto.

"Podría vencer a cualquier otro hombre que se atreviera a hablarte hasta convertirlo en una pulpa sangrienta sin siquiera pestañear". Elon da un paso adelante y finalmente mira a Mia.

La sangre corre hacia los oídos de Mia. "No tienes derecho a decidir con quién hablo o no".

"Yo..." Elon extiende una mano hacia ella, pero instantáneamente la retira hacia su costado.

“No, Elón. Los celos están reservados para los hombres que tienen el valor de decir lo que realmente sienten”. Mia da un paso adelante ahora, demasiado absorta en este momento para prestar atención a su lengua. En ese momento, él no es su jefe. Él es solo un hombre del que ella necesita escuchar la verdad.

Elon parece agonizante. “Creo que lo he dejado perfectamente claro. Tú eres el que se escapó. Estoy respetando tu decisión”.

Mía se burla. "Deberías haberme preguntado directamente". Una parte de ella quiere ceder y concentrarse en lo que él realmente está diciendo, pero su terquedad no se lo permite.

“¿Y luego qué, Mía? ¿De verdad esperas que me pare frente a ti y saque mi corazón palpitante para que te rías? Yo no... yo no... Sus ojos le ruegan que comprenda "... me he sentido así antes".

Mia se congela, estudiándolo atentamente, tratando de encontrar cualquier rastro de mentira en sus ojos o en su voz. Pero no hay nada de eso en él.

"Me desafías, me haces pensar en la vida fuera de la estrecha visión de mi torre de marfil". Elon se ríe. “Me haces leer libros realmente terribles y pensar en lo que debería decir el arte. Me fascinas y me frustras a partes iguales, y lo único que quiero hacer es aprender más sobre ti”.

"¿Que quieres saber?" Mia chilla. Ella no estaba preparada para esa admisión.

Elon finalmente cierra la brecha entre ellos, con una sola mano serpenteando alrededor de su cintura. “Quiero saber tu color favorito. Quiero saber qué música escuchas. Quiero saber cómo te ves por la mañana y quiero saber cómo te ves cuando te rindes por completo a lo que sea que sea esto”.

La cabeza de Mia se vuelve borrosa cuando siente que arquea la espalda bajo la mano de Elon. "Dime qué es esto entonces".

Elon usa su otra mano para quitarle un mechón de cabello de la cara. “Este soy yo, pidiéndote que seas mío”.

"No podemos, lo sabes". La voz de Mia es un susurro ronco, y utiliza cada gramo de su fuerza de voluntad para no ceder ante él. Resistirse a él tiene que ser una de las cosas más difíciles que haya tenido que hacer en su vida.

"¿Por qué no?" El rostro de Elon se inclina hacia la curva de su cuello, respirando pesadamente contra su clavícula, con los labios a centímetros de su piel.

"P-La gente no puede saberlo", tartamudea Mia, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho mientras intenta digerir las palabras de Elon.

“No lo harán, lo prometo. Discreción es mi segundo nombre”, tararea, pasando suavemente los dedos por la columna de Mia.

“No quiero ser sólo una aventura. Si intentas dejarme justo después de una noche, les diré a todos que tienes una polla rara”, declara Mia en una última súplica desesperada para mantener la cordura.

Siente a Elon sonriendo. “Eso me parece justo. Y te aseguro que voy a querer mucho más que solo una noche”. Él le da un beso en el cuello. "Y te dejaré ser el juez de lo rara que es mi polla... Pero te aseguro que la encontrarás de tu agrado".

Un ruido de placer se escapa de los labios de Mia y sabe que ha perdido la batalla. Sus brazos rodean el cuello de Elon y mira su rostro demasiado complacido.

"Di las palabras", susurra.

"Seré tuya", le susurra Mia, su estómago se revuelve violentamente.

"Buena niña."

Chocan entre sí como dos olas, las manos vagan desesperadamente para tocar la mayor cantidad de piel posible. Los labios se hinchan instantáneamente por la fuerza pura de su beso. Elon presiona a Mia contra su pecho, su gran palma se siente demasiado caliente contra su espalda.

Mia podría hacer esto por el resto de su vida y nunca superar ese sentimiento.

Elon está más allá del mejor besador que jamás haya experimentado; la mezcla perfecta de precisión y pasión que la hace derretirse bajo su toque. Él es demasiado alto para que ella pueda besarlo cómodamente, y aunque él estira el cuello para encontrarse con ella, cada vez que empuja la cabeza hacia atrás, ella se ve obligada a ponerse de puntillas para perseguirlo.

Cuando Elon se da cuenta de esto, lo siente sonriendo bajo sus labios, enderezándose intencionalmente lo suficiente como para obligarlo a volver a su nivel.

Elon se aleja para mirarla, con las pupilas abiertas de puro deseo. Cuando mira hacia atrás, lo único que puede pensar es en lo deseada y segura que él la hace sentir.

"Eres hermosa", murmura.

Sus palabras hacen bailar su corazón. Ella puede darse cuenta de cuán profundamente lo dice en serio. Sus ojos están hambrientos, pero aún son lo suficientemente suaves como para que ella sepa que él todavía puede verla como... Mia, y no solo como un objeto que se puede llevar.

Mia sabe cómo la miran normalmente los hombres, el tipo de burla que sienten cuando finalmente sienten que la han "embolsado" con éxito. Está tan acostumbrada que ya ni siquiera le molesta. Ha aprendido a simplemente ignorarlos.

Pero cuando Elon la mira, sabe que nunca más podrá aceptar menos que esto.

Ella sonríe y retrocede un poco. "Creo que debería volver a trabajar ahora".

Elon gime. "¿No puedes quedarte?"

"Puedes esperar un poco más ahora que soy tuyo, ¿verdad?" —bromea ella, liberándose de su agarre.

"Si es necesario", murmura Elon contra sus labios.

Mia le lanza una mirada seductora, con los ojos entrecerrados mientras se da vuelta y se aleja.

Puede sentir los ojos de Elon observándola durante todo el camino.