Capítulo 10: Un secreto que vale la pena guardar

Resulta que salir con un multimillonario (si Mia pudiera llamarlo así) no es tan diferente a coquetear con uno.

Después de la declaración de Elon, la cabeza de Mia da vueltas durante días. Difícilmente puede mantener una conversación con sus abuelos y mucho menos con alguien del trabajo. No sólo está aturdida, sino que también está desconcertada sobre cómo esto podría funcionar para ellos.

Mia busca algún tipo de señal de que las cosas entre ellos han cambiado, pero en los pocos días posteriores a su confesión, ambos han estado demasiado ocupados para tener un momento para sentarse y hablar.

Puede que haya aceptado ser "suyo", pero no sabe lo que eso significa para Elon. Desde el primer momento en que escuchó su voz, parte de su corazón ya le pertenecía a Elon.

Sin embargo, Mia no puede decir cómo han sido las relaciones pasadas de Elon ante ella. Tratar de imaginarlo llevando a una joven y rica socialité a una cita romántica al mejor restaurante de la ciudad le revuelve el estómago. Del brazo, la gente susurra reconociéndose al pasar... Es un sueño resplandeciente que Mia sabe que nunca podrá alcanzar.

Una criada no es el tipo de persona con la que puedes salir en público. Al menos, no los lugares en los que Elon quedaría atrapado muerto.

Es un pensamiento doloroso, pero no es algo en lo que Mia se detenga. Algunas cosas vale la pena mantenerlas en secreto, ¿verdad? Basta decir que sus pensamientos permanecen ocupados con un torbellino de escenarios.

Es mientras está pensando que Sabrina la saca de su confusión.

"¡Desaparecido en combate! Llevas veinte minutos mirando la pared. ¿Estás bien?" Sabrina frunce el ceño y le da a Mia una mirada igualmente confusa y sospechosa. Parece que no tiene ningún deseo de preguntar, pero después del incidente con Elon, al menos ha intentado actuar de forma civilizada.

Mia parpadea antes de recordar que se supone que debe responder. "Oh. Si, estoy bién. Lo siento, volveré a ello”.

Sabrina le lanza a Mia una mirada molesta antes de girar sobre sus talones y mirarla, lo que claramente implica que vigilará más de cerca a Mia de ahora en adelante. Mia intenta no ponerse demasiado nerviosa ante esa implicación.

Está a punto de volver a soñar despierta y pensar demasiado cuando escucha una risa silenciosa detrás de ella. Mia se da vuelta y ve a Elon apoyado contra una puerta, mirándola con una intensidad que le da escalofríos.

“Empleado del mes, damas y caballeros”, bromea Elon.

Mia mira alrededor de la habitación para asegurarse de que estén solos antes de responder: “Es tu culpa. Si quieres que sea mejor en mi trabajo, tal vez deberías dejar de distraerme”.

Elon se lleva una mano al corazón fingiendo estar en shock. “Me ofende que siquiera sugieras eso. Estás en tu mejor forma cuando estás distraído por mi culpa, es lindo”.

"Creo que Sabrina podría no estar de acuerdo contigo en eso". Mia hace una mueca de dolor, tratando de mantener la vista en sus zapatos, pero finalmente su mirada vuelve a Elon y su rostro se vuelve cálido.

"¿Es eso así? Me parece un hecho objetivo, pero si realmente quieres puedo ir a preguntarle”. Elon comienza a caminar en la dirección en la que se había ido Sabrina antes de que Mia lo atrape agarrándolo del brazo.

Ella se ríe y lo empuja en la dirección opuesta. "¿Qué tal si no haces eso, monstruo?"

"Ahora has ido demasiado lejos". Elon la mira mientras ella todavía está alrededor de su brazo, su tono es inexpresivo pero con un brillo en sus ojos. “¿Es así como le hablas a tu jefe? Modales deplorables, lindos o no”.

Mia asiente, batiendo las pestañas hacia él. “¿Qué vas a hacer al respecto, Elon Dahan?” pregunta con una voz inocente y poco convincente.

Elon esboza una sonrisa y le da un beso en la frente. "Tentadora. ¿Cómo sobreviviré al tenerte en mi casa?

"Eso no responde a mi pregunta". Ella hace pucheros.

“¿Qué tal esto entonces?” Elon se acerca y se quita el pelo del hombro para susurrarle al oído: "Nos vemos en el tejado en cuatro horas".

Todo el rostro de Mia se sonroja de un rojo brillante, preguntándose qué podría estar insinuando.

Elon da un paso atrás, toma su mano y le da un beso en la palma. "Te veré entonces, ¿de acuerdo?"

Mia asiente y Elon se aleja sin decir una palabra más.

Después de que termina su turno, Mia camina hacia su auto para cambiarse, alisándose una blusa roja de manga larga que se ata a su costado. Es lo suficientemente escotado como para resultar atractivo, pero lo suficientemente alto como para que resulte creíble que se vista así en su tiempo libre. Se pone su par de jeans negros favoritos que abrazan cada curva y son lo suficientemente oscuros como para pasar por un look elegante de un vistazo.

Mia ha estado trayendo una muda de ropa extra en su auto últimamente por si Elon pudiera sugerir que fueran a algún lugar después del trabajo. Por supuesto, ella sabe que el techo no es exactamente una cita, pero ahora está fuera de servicio y no hay ninguna razón para que use su uniforme por un minuto más de lo necesario.

Mia se arregla rápidamente el maquillaje antes de volver a colarse a la casa. Tiene una excusa planeada, que "dejó algo atrás" si se topa con alguien, pero afortunadamente su ruta está vacía.

Abre la puerta de acceso al techo y sale a una plataforma plana llena de luces a su alrededor.

Elon se para en medio de la plataforma y camina instantáneamente hacia Mia.

"¿Qué es esto?" Mia se ríe y mira alrededor del tejado.

Elon levanta la cara con un solo dedo. "En primer lugar, te ves hermosa". Él le da un suave beso en los labios. "En segundo lugar, me he destrozado al darme cuenta de que no te he llevado a una cita adecuada".

Mía sonríe. "¿Vamos a cenar en la azotea?" Eso sería romántico, pero no hay nada a su alrededor que implique que ese fuera el plan de Elon.

Los labios de Elon se contraen. “Cena en la azotea de mi casa… Eso suena como el tipo de cosas que haría un novio universitario que no puede permitirse el lujo de llevarte a un lugar real. Mis ambiciones son un poco más grandes que eso”.

Elon hace retroceder a Mia cuando ve un helicóptero acercándose y aterrizando a solo unos metros de ellos. La fuerza de las aspas del helicóptero hace que el cabello de Mia se agite alrededor de su cara y cuello. ¿De dónde diablos salió eso?

La boca de Mia se abre. "No puedes hablar en serio".

"Mortal, me temo." Elon se ríe y la guía hacia el helicóptero.

Mia puede ver a un solo hombre en la cabina mientras se dirigen a la cabina de pasajeros cerrada.

“¿Él es…” Mia comienza a susurrar.

"Un amigo. Le confío mi vida, Mia. Nunca te pondría en peligro”, insiste Elon mientras se instalan. “Habrá tiempo para presentaciones más tarde. Ahora sólo quiero centrarme en esto”.

Los dedos de Elon se entrelazan con los de Mia y ella se calma al instante.

"¿A dónde vamos?" pregunta, tratando de evaluar cuán desesperadamente mal vestida estará.

Elon tararea antes de colocar unos auriculares en los oídos de Mia y asegurar los suyos. "Verás."

Se elevan en el aire, el estómago de Mia da vueltas mientras mira a través de su ventana hacia el suelo. Observa cómo la mansión se encoge a medida que ascienden, satisfecha de que incluso una casa como la de Elon pueda parecer pequeña desde la altura adecuada. Nunca antes había subido a un helicóptero y puede entender por qué la gente paga para hacer turismo desde arriba. Es asombroso.

Vuelan poco menos de una hora antes de aterrizar en una isla. Sí, una isla. No debería sorprenderse, Elon es multimillonario después de todo, pero aun así. No se había preparado para algo tan extravagante.

“¿Ahora puedes decírmelo?” Mia pregunta antes de salir.

"El viñedo de Martha. Conozco a un chef personal aquí que prepara la mejor comida que puedas imaginar. Él se está preparando ahora”.

El rostro de Mia cae gradualmente. Debería haberlo adivinado, incluso tan lejos, no se puede ver a Elon en un restaurante público con ella.

Él parece notar su cambio de expresión y le aprieta la mano. "Vamos, ¿de acuerdo?"

Elon la ayuda a salir del helicóptero, rodeándole la cintura con ambos brazos mientras la baja al suelo. Mia intenta no retorcerse ante la intensidad del toque.

El hombre salta de la cabina y Mia lo ve mejor. Es de piel oscura, con una barba bien recortada y una sonrisa increíblemente brillante. Está vestido con un mono, pero Mia todavía puede decir que él también proviene del dinero.

"Mia, este es Stephan, mi amigo más cercano".

Mia extiende una mano y estrecha la de Stephan.

"Encantado de conocerte. Es realmente genial que tengas una licencia de piloto”.

Esteban se ríe. "Oh, no soy ni la mitad de piloto que este". Él pone una mano alrededor del hombro de Elon. “Pero me alegro de poder ayudar. Estaré cerca cuando estés listo para despegar. Diviértanse, niños”, concluye agitando dos dedos.

Elon la acompaña hasta una hermosa casa frente a la playa, con una mano en la parte baja de su espalda.

Mia lo mira con expresión astuta. "Si puedes volar, ¿por qué no nos trajiste aquí?"

Elon abre la boca y la vuelve a cerrar. “Soy un hombre práctico, Mia. Quiero que te sientas seguro. Puedes irte en cualquier momento, no tienes que depender de que te lleve a casa si no quieres volver a verme nunca más”.

El rostro de Mia se vuelve más suave con cada palabra. ¿Por qué ella no querría volver a verlo nunca más? En todo caso, parece que ella no puede tener suficiente de él.

"Además..." Elon se aclara la garganta, "de esta manera, puedo mirarte durante todo el viaje sin preocuparme de chocar y matarnos a ambos".

Ella se ríe, inclinándose hacia su toque.

“¿Te dije que te ves hermosa?” Elon la golpea ligeramente con la cadera.

"Es posible que lo hayas mencionado". Ella le devuelve el golpe.

"Bien. Quizás lo mencione nuevamente a medida que avance la noche”.

Mia reprime una sonrisa tonta. "Entonces, ¿esta es tu casa también?"

Elon mira la casa a la que se acercan y observa las olas rompiendo contra la orilla.

"De mi padre. Entonces sí, técnicamente. Solíamos venir aquí durante el verano cuando yo era mucho más joven”.

"¿Tienes buenos recuerdos aquí?" Pregunta Mia, sintiendo la brisa del mar en su rostro.

Elon se mete un mechón de pelo detrás de la oreja y la mira fijamente. "Ahora si."

El silencio se hace tenso por un momento, el corazón de Mia late demasiado rápido para que pueda seguirle el ritmo.

“La cena probablemente ya esté lista. Comamos." Elon abre la puerta principal y la lleva a una gran sala de estar.

La gran mesa de roble está decorada de forma vistosa, con dos mesas una frente a la otra. No tiene mucho tiempo para analizar el lugar, pero ya puede ver que tiene el mismo lujo que su casa en la ciudad.

Un chef está dando los últimos toques a los platos mientras se acercan a la mesa.

"Tiempo perfecto. El postre está en el refrigerador cuando estés listo. ¿Saldré ahora si no necesitas nada más?

Elon pone una mano en el hombro del chef. “Gracias, Toni. Todo se ve delicioso. Te veré más tarde."

El chef le da a Mia un breve asentimiento y se marcha.

"Tanto querías que estuviéramos solos, ¿eh?" —bromea Mia, moviéndose hacia su asiento.

Elon le acerca la silla. “Pensé que te sentirías incómodo si alguien más te atendiera. ¿Estoy fuera de lugar?

Mia se sienta y Elon empuja su silla. Mia no puede creer lo considerado que está siendo.

“No, tienes toda la razón. La comida tiene una pinta estupenda”.

Frente a ella, Mia puede ver un filete impecablemente emplatado, adornado con una perfecta capa de mantequilla y una ramita de romero. Al lado hay una ensalada con semillas de granada, queso de cabra y rúcula. Es fácilmente la comida más cara que Mia haya visto jamás.

Elon se sienta frente a ella y la observa admirando la comida.

“Cómelo”, se ríe. "No te va a morder".

Mia no está segura de creerle, pero de todos modos le da un mordisco. Es delicioso más allá de toda comprensión. Ella se recuesta en su asiento y lo mira con asombro. "¿Comes así todo el tiempo?"

"¿Sí?" Pregunta Elon, con una mirada de preocupación en sus ojos.

"Increíble."

Comen en silencio durante unos minutos, antes de que Mia empiece a ponerse ansiosa. Todo lo relacionado con esta situación está fuera de su zona de confort. Está haciendo todo lo posible para seguir el ritmo de Elon, pero cuanto más escucha el silencio de los tenedores raspando los platos, peor se siente.

Comprensiblemente, Elon está concentrado en comer cuando levanta la vista y ve el rostro de Mia.

"¿Estás bien?" pregunta, con una expresión de preocupación en su rostro.

"Esto es maravilloso, todo es genial, lo prometo... pero ¿tenemos que comer en esta mesa?" susurra, inclinándose hacia adelante.

“La última vez que lo comprobé, este es el único lugar donde la gente cena”, aclara Elon, mirando alrededor de la casa.

Mia tararea, levanta su plato y sale de la habitación.

"¡Desaparecido en combate!" Elon toma su plato y la sigue.

Finalmente se dirige a una isla de cocina con taburetes y encuentra un asiento.

"Esto es más parecido". Deja su plato y le hace un gesto a Elon para que se siente frente a ella.

Vacilante, Elon lo hace. Se mueve hacia el otro lado de la isla, con una mirada confusa en su rostro por el hecho de que no hay ningún taburete para sentarse.

"Esto se acerca más a cómo estoy acostumbrado a cenar". Mia sonríe y acaricia la isla con cariño.

"¿De pie?" Elon pregunta, luciendo completamente desprevenido.

“Bueno, cuando yo era pequeña no teníamos mesa en la cocina. Pero teníamos una isla. Mi mamá me dejaba tomar el taburete y se paraba frente a mí así como así”. Ella se ríe un poco. "Hablamos mucho."

Elon le devuelve la sonrisa. Él extiende una mano y Mia coloca la suya encima de la de él, apretándola suavemente. "Eso suena bien."

Mía le devuelve la sonrisa. "Esto es bonito. Quiero conocerte, Elon. No necesitas intentar impresionarme con todo esto. Habría sido feliz con una cena en la azotea si eso significara pasar más tiempo contigo”.

"Tenemos tiempo ahora, ¿no?" Elon se levanta y se mueve alrededor de la isla para tomar su mano. "Lamento haberte hecho sentir incómoda", dice disculpándose.

Mia sonríe y se acerca. “No lo estés. No puedo negar que se siente bien estar a solas contigo en una isla, lejos de todo”.

Elon desliza una mano detrás de su espalda y la atrae hacia él. Mia se derrite en su agarre, apoyando su rostro contra su pecho mientras escucha el sonido de las olas en la orilla. ¿Será posible que pueda vivir en esta felicidad para siempre?