Capítulo 9: Una noche para recordar

*Punto de vista de Rafe*

Cuando era niño, había muy pocos verdaderos compañeros en la manada, y mis padres eran uno de ellos. Nunca entendí muy bien lo que significaba, sólo que encontrarías a alguien que te completaría como nadie más lo había hecho. Tu pareja perfecta. Tu alma gemela.

Al ver lo enamorados que estaban mis padres, incluso con todos los problemas que eso les había traído, supe que quería ese mismo tipo de amor, sin importar lo difícil que fuera para mí. Con el paso de los años, renuncié y me di cuenta de que tal vez no encontraría a mi pareja antes de tener que elegir una Luna o un sucesor.

Y luego encontré a Lila y entendí por qué mis padres habían desafiado los problemas de la política y el drama de la manada múltiple para estar juntos.

Estar con tu verdadera pareja era como correr un riesgo. Una oportunidad espectacular, pero un riesgo al mismo tiempo. Estar con alguien que era tu mejor pareja, la persona que podía entenderte y hacerte feliz era poco común y, dependiendo de quién fuera, no estaba garantizado que quienes te rodeaban lo apoyarían plenamente.

Pero no me importó. Ya no.

Lila no tenía idea de lo que me hizo, acercándose y besándome así. Todo el autocontrol que tenía murió en ese mismo momento.

Le advertí que no podría contenerme a menos que nos detuviéramos en ese momento; no cuando ansiaba su tacto, no cuando quería tocarla y trazar cada curva y cada inclinación de su cuerpo hasta poder leerla como si fuera uno de sus artículos.

En el momento en que ella dio su permiso, me fui, besándola furiosamente y lo suficientemente fuerte como para causarle moretones; Agarrando su cabello con fuerza mientras ella gemía en mi boca, dándome la oportunidad de saborearla.

Tenía un sabor dulce, como azúcar con canela con un toque de vino, y me tragué sus gemidos como si estuviera muriendo de hambre mientras ella me aflojaba la corbata.

"Si... este es tu lugar", jadeó cuando enterré mi cara en su cuello y deslicé una mano por su muslo, subiendo su vestido y sintiendo la suave piel debajo de mis dedos.

Presioné besos contra ella, mordisqueándola suavemente mientras mi boca se hacía agua ante lo que sería marcarla y morderla.

Tarareé una nota baja, haciéndola temblar y ella rodó sus caderas contra las mías inconscientemente.

"Si este es tu lugar, entonces ¿dónde está el dormitorio?" finalmente logró preguntar.

Ah… cierto, casi lo había olvidado. Por más dispuesto que estuviera a llevarla aquí y ahora, nuestra primera vez debería ser un poco más especial y Lila debería estar cómoda. Afortunadamente, este edificio estaba amueblado con varias habitaciones.

No lo usaba muy seguido pero le agradecía a la Diosa que al menos mantuviera todo limpio y en orden.

Lila chilló sorprendida, rápidamente se aferró a mí mientras me levantaba, con sus piernas alrededor de mi cintura. Me reí entre dientes de lo fuerte que se aferraba.

"No te preocupes, nunca te dejaría."

“¡E-ese no es el problema! ¿Cómo eres tan fuerte? susurró, haciéndome reír. Tenía un hermoso rubor en sus mejillas.

"Oh, no, de repente me he cansado".

Lila chilló cuando la dejé en la cama, sin siquiera darme cuenta de que habíamos llegado a la habitación. Era una cama tamaño king, así que había mucho espacio, y Lila, tumbada sobre las sábanas con el pelo revuelto y los labios hinchados por los besos, me daba ganas de violarla.

"Grosero", hizo un puchero antes de agarrar mi corbata y tirarme hacia abajo hasta que estuve prácticamente encima de ella, con mis brazos abrazándome en la cama. “¿Vas a compensarme?”

Oh, iba a hacer más que simplemente compensarla.

"Soy tuyo por esta noche".

"Hmm, me gusta cómo suena eso".

Mientras Lila buscaba los botones de mi camisa de vestir, yo le rodeé la espalda y bajé la cremallera de su vestido.

Fuimos un poco más lentos con esto, admirándonos el uno al otro, pero aún podía sentir el ritmo furioso de mi corazón, el deseo que no lo mantendría lento por mucho tiempo, lo cual se demostró que era correcto cuando Lila miró fijamente mi pecho y yo me quedé mirando. la delicada pendiente de la suya.

Ella inclinó la cabeza hacia un lado y no pude evitarlo, su cuello a la vista mientras me inclinaba, mordiendo.

La escuché jadear debajo de mí y fue directo a mi ingle, haciéndome gemir contra ella, mordiéndola con más fuerza.

Ella era una visión cuando sus piernas se envolvieron alrededor de mis caderas nuevamente, moviéndose desesperadamente contra mí mientras la igualaba, haciendo girar mis caderas mientras dejaba chupetones a lo largo de su cuello.

Me dolían los dientes por dejar su marca correctamente, por hundir mis colmillos en su carne. Sólo dolería por un momento pero Lila sería mía para siempre. Mi marca: pensar en ello fue eufórico, pero estoy seguro de que el estado de ánimo actual simplemente se sumaba a ese sentimiento.

"Ay, cariño, estás siendo demasiado brusca", gimió Lila, tirando con fuerza de mi cabello y yo parpadeé, saliendo de mi aturdimiento.

Estaba trabajando su flecha entre mis dientes y rápidamente la solté, jadeando pesadamente mientras hundía mi cara en su cuello, ocultando el brillo de mis ojos.

Eso... eso estuvo demasiado cerca, nunca habría sido capaz de perdonarme si hubiera dejado una marca de pareja sin siquiera obtener el consentimiento de Lila. Especialmente cuando ella ni siquiera lo sabía...

“Mhm, mañana voy a tener un chupetón increíble. ¿Supongo que te gusta morder? Ella se rió suavemente, pasando sus dedos por mi cabello y respiré entrecortadamente.

"Algo así", murmuré antes de lamer suavemente el bocado y hacerla temblar.

"Solo un poco más gentil, ¿de acuerdo? No tengo la constitución tuya", bromeó, pasando sus manos por mis hombros para rodear mi cuello con sus brazos y tirarme hacia abajo para darme un beso en el que caí ansiosamente.

No tenía idea de cuán cierta era esa afirmación.

"Puedo hacerlo con delicadeza", murmuré, deslizando suavemente su vestido fuera de sus hombros y desabrochando su sujetador, haciendo que su respiración se entrecortara.

"Estás demasiado vestida", jadeó, desabrochándome el cinturón y me reí entre dientes.

“Entonces arreglemos eso, ¿de acuerdo? ¿Que tan lejos quieres ir?"

Necesitaba saberlo ahora mismo antes de perderme en esa neblina de placer.

"¿Tienes condones?"

Respiré profundamente. Ella iba a ser mi muerte. Me acerqué al cajón de la mesita de noche y saqué un trozo de papel de aluminio.

“¿Esperando tener suerte esta noche?” ella bromeó.

"Tuve suerte de poder conocerte", dije honestamente, y ella hizo un ruido.

"¡Tú-Rafe!" Lila tenía una expresión complicada en su rostro pero lo que sea que había entre nosotros no era complicado, no esto.

Nos desnudamos, las manos incapaces de permanecer quietas, no es que nos importara. Rompí el papel de aluminio con los dientes y Lila me quitó el condón de las manos.

"Puedo…?"

No podía hablar, solo asentí mientras ella se agachaba, con los ojos un poco abiertos ante la vista. Pero yo era más grande que la mayoría. Sin embargo, ella no parecía apagada, en todo caso se excitó más, el olor de su excitación me mareó mientras lentamente enrollaba el condón sobre mi miembro.

Fue un placer tortuoso cuando ella me tocó, acariciándome, y en el momento en que lo hice, agarré sus muñecas y la inmovilicé contra la cama.

"Te estás burlando", gruñí, haciéndola jadear mientras me agachaba. Estaba tan mojada que mis dedos se deslizaron dentro de ella y el pequeño gemido que hizo me excitó aún más.

“¿Q-quién es el que se burla ahora?” ella logró salir.

"Puedo-?" Le pregunté y ella asintió temblorosamente, sabiendo lo que estaba preguntando.

"¿Solo lento?"

"Por supuesto."

Empujé con cuidado hacia ella, una de mis manos subió para agarrar la cabecera, la madera crujió bajo mi agarre. Se sentía tan bien que no quería hacer nada más que golpearla. Pero no. Dije que iría despacio.

Lila se retorcía debajo de mí mientras me hundía en su calor antes de finalmente tocar fondo.

No sabía cuánto tiempo podría durar así pero, afortunadamente, Lila tampoco podía.

"¡Mover! Rafe muévete, por favor... ¡oh Dios!

¿Cómo pude decir que no cuando Lila me lo pidió con tanta dulzura? Tiré mis caderas hacia atrás antes de golpearla, haciéndola sollozar de placer. Lancé su pierna derecha sobre mi hombro y agarré su cadera con tanta fuerza que le hice un moretón, sólo para profundizar más.

“¡Sí! Qué bien, te sientes tan bien”, balbuceó Lila, mientras buscaba fuerza con los dedos contra la cama.

No me importaba si iba a dejar moretones; Algo profundo dentro de mí vibraba de placer al dejar mi marca en ella de alguna manera, mientras que Lila parecía demasiado perdida en el placer como para preocuparse.

"Estoy... estoy cerca, Rafe..."

“Shh, te tengo. Ven por mí."

Hundí los dientes en mis brazos mientras las paredes de Lila me apretaban con fuerza, haciéndome alcanzar mi propio orgasmo.

Tan pronto como el subidón cegador se desvaneció en un suave brillo, solté con cuidado mi antebrazo, mis dientes habían sacado un poco de sangre, pero la escondí con cuidado debajo de la almohada mientras revisaba a Lila.

Respiraba con dificultad, tenía los ojos cerrados y una capa de sudor en la frente, el cuello y el pecho llenos de chupones. Casi se me puso duro otra vez pero respiré hondo. Parecía agotada.

En otra ocasión… definitivamente en otra ocasión.

“Mhm, ¿por qué estás tan lejos? Ven aquí para que podamos abrazarnos e irnos a la cama”, murmuró, haciéndome reír suavemente. No pensé que ella notaría mi ausencia tan rápido mientras me dirigía al baño.

"Sólo déjame limpiar un poco y me uniré a ti", prometí.

Me costó un esfuerzo monumental apartarme para quitarme el condón y tirarlo a la basura, pero lo hice. En los pocos momentos que estuve fuera, Lila ya estaba medio dormida y el cariño que sentía por ella amenazaba con hacer estallar mi corazón.

Era una vista encantadora, una que esperaba ver más a menudo. Y me metí en la cama, la rodeé con mis brazos y me quedé dormido.

***

*Punto de vista de Leo*

Escuché los pasos antes de ver a la persona. Eran ruidosos y decididos, como si quienquiera que pertenecieran tuviera algún tipo de misión. Mi lobo estaba alertado y en guardia.

Cuando me di vuelta para saludar a mi seguidor, listo para atacar, me detuve y suspiré. "¿Qué estás haciendo aquí, Cole?"

"¿Qué, no puedo entrar a la ciudad?" Estaba sonriendo ampliamente, pero no lo miró a los ojos.

Respiré y me mordí la lengua para no gritar. No haría nada ni cambiaría nada.

Tenía que mantener la calma. Tuve que hacer esto con cuidado. Sin embargo, a Cole ya no parecía importarle mucho tener cuidado.

"No abandonas el territorio Bolstrode a menos que te lo ordenen, entonces, ¿qué estás haciendo aquí?" exigí.

"Muy frío conmigo. Ya sabes por qué, así que dejemos de hablar. Duele menos si vamos directo al tema".

Antes de que pudiera decir algo más, Cole se abalanzó. Con una maldición, se arrojó a un lado, esquivando las afiladas garras y gruñendo.

"¡Maldita sea Cole!"

"¡Sigue así, Leo! No querrías perder esa cara bonita, ¿verdad?" él se rió.

No tuve más remedio que defenderme. Cole era cruel y necesitaba igualar su intensidad para poder defenderme. Como ambos éramos segundos mandos en nuestras respectivas manadas, a ninguno de nosotros le faltaba habilidad, lo que hacía que esto fuera aún más extenuante.

Estábamos en un callejón y apenas había espacio, así que decidí usarlo a mi favor. Le di una patada a la pared y le di una patada directamente al pecho de Cole, tirándolo de regreso a un bote de basura.

Las dolorosas sibilancias que lo acompañaron me hicieron dudar. Mierda, no era mi intención...

Pero en esa breve pausa, Cole ya se había levantado y se había alejado corriendo.

"¡Mierda!" Maldije.

No había manera de que pudiera perseguirlo. Cole era un tipo resbaladizo cuando quería serlo.

Saqué su teléfono mientras salía corriendo del callejón. Tuve que llamar dos veces antes de que Rafe contestara, pero no me importaba si estaba molestando algo, teníamos problemas mayores en ese momento.

"Oye, sí, sí. Soy un amigo terrible que te llama en medio de la noche cuando estás tan ocupado. Enojate más tarde. Lleva tu trasero a la oficina, no me importa dónde estés. Ahora ¡Rafe! Tenemos un problema. Un GRAN problema".

Y dicho esto, colgué y me dirigí a la oficina.