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“¡Madre mía!” Susurré al ver su casa. La entrada era como un castillo tenía dos torres a los lados hechas de piedra, la puerta era de acero fino con diamante puro y los caballos del potrero se podían oír relinchar.
Alfred nos abrió las puertas del automóvil y ambos bajamos de él. Luego su chofer volvió a prender el auto y por estar observando la mansión del jefe no me había dado cuenta que estaba marchando—¡Hey! Alfred espera...Necesito que me lleves a mi departamento.— grite al darme cuenta que se iba. Volteé al escuchar.— Señorita Cristina. Lamento decir que usted no va a ningún lado hoy—expresó el jefe Markle mientras el ama de llaves le abría las puertas de su grande mansión y apenas verla le ordenó.—Leticia por favor, acomode a Cristina en un cuarto junto al mío.— su tono frío e hiriente de voz claro que utilizó y después a su despacho se retiró.
Mi cabeza estaba a punto de estallar. No entendía nada ¿Pensé que me odiaba? ¿Y ahora quiere que duerma con él? Este tipo cada vez me sorprende y me intriga más.
Leticia obedeció sus órdenes al momento. La seguí. Subimos unas escaleras que estaban enfrente de la entrada principal y al finalizar los escalones había dos pasillos uno conducía al lado derecho y el otro al izquierdo. El ama de llaves dobló a la derecha y yo la seguí y mientras caminábamos por el pasillo me entró la curiosidad.
—Señorita Leticia ¿Cómo cuántas habitaciones tiene este lugar?—pregunté sin pensarlo. La imprudencia en mí a veces la odio tanto.
—Creo que esa cifra no podré decirsela con total exactitud. La casa de los Markle es inmensa, pero... por mis años aquí, calculo como unas quince habitaciones señorita Cristina.—respondió amablemente Leticia mientras caminaba delante de mí. —llegamos, está será su habitación ¿Quiere cenar algo?—preguntó al abrirme la puerta de mi habitación.
«¿Qué? ¿Quince habitaciones? Y en mi departamento el cuarto queda en el mismo lugar que la cocina» Pensé.
—¡Oh! No gracias, no tengo hambre—le respondí sonriente mientras ocultaba mi asombro por lo dicho. Ella se retiró dejándome la llave de la habitación.
Entré a la habitación y al instante me paralice por lo hermosa e inmensa que era, su color rosa suave le daba armonía y paz al lugar y al tirarme a la cama puede apreciar las suaves plumas que posaba dentro del colchón ¡Lo quiero para mi cuarto! —Grité con emoción. Aunque pensándolo bien, mejor no. No entrarían en mi pequeño departamento el cual sólo tiene un cuarto donde también queda la cocina ¡Cabe resaltar!
¡Dios! En serio no sé de qué me sirve ser la mejor guardaespaldas de New york, si no me alcanza para pagar un departamento digno para vivir. En fin. El inmenso televisor también me cautivo, y el grande estante de libros a la derecha me enamoro. Había una ventana dónde se podía apreciar el potrero ¡Era mi sueño de habitación!
Después de observar bien mi habitación, era de esperar que la curiosidad despertara en mí. Pues, ya que no iré a mi hogar ¿Por qué no buscar información sobre él señor Dylan Markle? ¿Y… ? ¿Qué mejor lugar que esté, su casa? ¿no? Y… Escuchando mi subconsciente decidí salir del cuarto.
—Es extenso el contrato veo que se tardó mucho en hacerlo—dije con la mirada fija en él.—¿Qué le hace pensar que yo lo hice?—replicó totalmente serio el señor Markle y rodó un poco la silla hacia mí.
—Lo lamento tanto señor Dylan Markle. No sabía que estas eran cosas de su hermana, si quiere voy inmediatamente a cambiarme.—le comenté saliendo un poco del salón.—Cálmese señorita Fox, si le dije que se sentara es porque no me molesta en lo absoluto.—aclaró Markle con una tosca sonrisa en su rostro.— Y venga a sentarse que hay que hablar de una cosa— continuó hablando volviéndome a señalar mi puesto, camine toda apenada hasta mi asiento. Al llegar coloque mis manos en la mesa y él me agarro la derecha para expresarme mirándome a los ojos—Tranquila de verdad. No me molesta en lo absoluto—reclacó usando su más dulce voz.¡Mi vagina lloro. Grito y se Derritió!«Juro que al tocarme mi cuerpo tembló. Mis deseos sexuales hacia él van aumentando con rapidez» ¡Maldición! Y
Mierda.Mientras caminaba por el oscuro pasillo hacia mi habitación en mi mente solo invadía esa pregunta, sin embargo al entrar a mi aposento se fue desvaneciendo poniéndome a pensar dónde rayos estaban mis cosas, las cuales busque con rapidez y cuando las vi tirada en el suelo junto a la cama me cambie y baje. Baje lo más pronto posible pero ya tenía 20 minutos de retraso. Dios, mi jefe me ha dejado claro que no le gusta la impuntualidad y por eso me vi obligada a correr.Cuando llego a las escaleras, me paralice de los nervios al ver que el señor Markle me estaba esperando en la puerta con su cara arrugada y manos flexionadas en el pecho.—¡Veo que para usted señorita Fox, es una costumbre llegar tarde!—Dijo molestó arrugando más su frente.—Escuche bien esto que sólo lo repetiré una vez—su mirada estaba fija en mí y odio transmitia—&i
Llegamos a la mansión en tiempo record.Baje del auto y camine lo más rápido que pude a mi habitación, al estar ahí empecé a destrozar todo y a llorar con fuerza. No podía creer que estaba a punto de tener sexo con el chico más sexy y hermoso de New York y lo arruine todo por ser virgen. «Lo fuera hecho con Adam esa noche en la graduación. No lo hice por estúpida por querer esperar al chico especial, al chico correcto» Adam era un amigo con quién me gradué de la Academia de guardaespaldas.Mi tristeza y mi pensar me hicieron quedar dormida hasta que escuché tocar mi puerta y me desperté.—¿Señorita Fox? ¿Señorita Fox...? —era Leticia llamándome, otra vez.Al segundo llamado me desperté.Abrí.—Sí, dígame Leticia—respondí adormecida.&
Me despierto sintiendo pasar un delicado roce por mi rostro. Era el señor Markle quién mientras me observaba dormir paso suavemente una rosa blanca. Al voltear estaba apoyado en la cama mirándome yo lo mire y una sonrisa broto en mí al verlo ahí feliz. ¡Joder, se ve tan hermoso cuando sonríe! -pensé.—Buenos días—dijo, el señor Markle con una sonrisa apenas abrí los ojos, y entregándome la rosa.—Buenos días, señor Markle—respondí a ver esa hermosa sonrisa, y al oler la rosa.—Sólo dime Dylan o Markle, el señor para ti está de más—Expreso Dylan.—Te prepare el desayuno para hoy—siguió diciendo, mientras se levantaba de la cama desnudo con sólo un bóxer a buscar la bandeja. La cuál contenía dos panes tostados, frutas, café, leche, jugo de naranja
DylanAl ver esas miradas entre Adam y Cristina enloquecí en mi interior. Haber estado con Cristina me confirmo que si es posible amar, ¡Sí! me he enamorado de ella. Aunque suelo ser directo con lo que siento con ella todo era diferente. No le pude decir al instante ¡Todo por el maldito contrato que la hice firmar! y él ¡Maldito de mi hermano!Ella noto completamente mis celos ante eso, me pregunto. Pero no sabía que decir "Oh si Cristina enloquecí al verla sonreír con Adam, muero de amor por usted desde que estuvimos juntos. Y si estoy absolutamente celoso" No. No, podía hacer eso 1. El !Maldito contrato! Otra vez, 2. Él psicópata de mi hermano y 3. La acabo de conocer hace dos días como expresar mis sentimientos hacia ella ¡No me creerá si le digo que estoy enamorado! Es absurdo hasta pensarlo, nadie se enamora de la noche a la mañana.T
Cristina.Aburrida. Leía una revista en la zona de espera mientras Dylan hablaba con Alex.No puedo negar que su amigo Alex es realmente guapo. Color moreno como el chocolate, cabello negro lacio y ojos verdes limón. Y ni hablar de las pecas en su nariz que le daba un perfil angelical. Al irse pude observar perfectamente sus nalgas redondas como un balón. No. No ¿Qué hago pensando en alguien más? Si Dylan es absolutamente más guapo que él.Pensar en Dylan Markle, me lleva a otro mundo y con sólo imaginar esa noche despierta cada fibra de mi piel. La cual moría por ser suya de nuevo.Estaba perdida en mis pensamientos. Cuando Amánda se para.—Señorita Fox. Señorita Fox—Dijo Amánda. Agitando sus dedos en mi cara a no verme reaccionar a la segunda vez en decir mi nombre.Parpadee dos veces y agite mi cabeza—&iques
Cinco horas después.Entregué mi turno e igual mi carta de renuncia. Al jefe le pareció gracioso y a Amanda todavía más. Estábamos los tres en la oficina de Dylan, y ellos no podían creer que apenas con dos días de empleo ya esté renunciando a un cargo "tan prestigioso como este"
Adam.¡Demonios! Jamás volveré a beber en mi puta vida.Me desperté adolo
Llegamos a la mansión en tiempo récord pero ya era muy tarde y decidimos descansar.Cristina se quedó en mi pecho dormida y sentir su respiración, sentir su calor, sentir como latía su corazón, sentir su cuerpo junto al mío. Me hizo sentir que por fin estaba completo.
Dylan.Gracias a dios llegó sana y salva.Estaba un poco distante conmigo pero no me import&o
Iba rumbo a la mansión, pensando con la mirada regia hacia la ventana.Esa llamada trajo de vuelta a la antigua Cristina, a la Cristina que yo era antes de conocer a Dylan. Trajo de vuelta a es
Cristina.¡Esta moto es genial! No. Pero nunca podrá superar a mi moto.—susurré. Al guardar la moto en el mismo lugar que la conseguí. No quería que Dylan se diera cuenta que la agarre, por eso deje todo como estaba.
Cristina.Me desperté y como cosa rara lo primero que pensé fue en Dylan. Estiré mi mano hacia su lado de la cama, y no estaba.
Mi mente está agotada. Mi cuerpo no puede más, literal siento como voy explotar.Quiero dejar salir toda mi frustración. Ya no aguanto más. Tantos secretos, tantas cosas que no entiendo, creo que estoy a punto de enloquecer de tanto pensar. Ya quiero llegar a casa para poder descansar pero Dylan va a 10 km por hora, sí más lento que una tortuga. Pero eso no es lo peor...
Llegamos a la mansión y todos los empleados estaban formados, apenas nos vieron entrar aplaudieron. Supuse que ya sabían todo. Vergüenza era lo que sentía en ese momento, pero al ver la sonrisa de Dylan, se me fue. Parecía que lo disfrutaba, por lo menos eso decía su cara.Abracé a todos y por último estaba Adam el cual se acercó a mí y co