Juli El Filibusterismo Lines

Sophia never expected her investigative work to lead to the altar. When her stepsister vanishes under suspicious circumstances, Sophia is thrust into an arranged marriage with Ricci Russo—a billionaire, as ruthless as he is mysterious. Ironically, he also happens to be the subject of her next exposé. Ricci, a cold and calculating investor, demands Gerald Williams's daughter as collateral for a high-stakes deal. But when the intended bride disappears, he is given Sophia instead. What he doesn't know is that she's not just an unwilling bride—she's also a journalist determined to uncover his secrets. Trapped in a marriage built on deception and ulterior motives, Sophia and Ricci are drawn into a dangerous game of power, secrets, and unexpected desires. As tension brews and the lines between truth and lies blur, one question remains: Will their forced union spark a love undying or will the weight of their secrets be their own destruction?

Axel Yakov, a brutal mafia boss with blood on his hands, collides with Aria Blackwood, a woman desperate enough to sell her body and soul to save her junkie brother. Aria's mission: spy on Axel, feed intel to his nemesis. But when Axel's raw magnetism and dominant presence ignite her deepest desires, the lines blur. Their savage attraction explodes into mind-blowing sex, with Axel unleashing Aria's darkest fantasies. But as she falls for the man she's meant to destroy, Aria's caught in a web of lies, lust, and divided loyalties. Axel, usually cold and merciless, finds himself obsessed with Aria. He wants to possess her, protect her, fuck her senseless – and it's making him careless. With enemies closing in and betrayal lurking in every shadow, their intense affair could get them both killed. Or it could be their salvation.

Chelsea Evans is drowning. Her mother is critically ill. The bills won’t stop coming. And when her father is fired from his janitor job, everything she’s been fighting for starts to collapse. Then the man from the elevator turns out to be her only chance. Davis Dylan—rich, arrogant, untouchable—offers her a deal she can’t refuse: her father gets his job back… if Chelsea becomes his mistress. No love. No promises. Just a contract. Thrown into Davis’s glamorous world of power, parties, and public possession, Chelsea is labeled a gold digger and treated like “another one.” But the longer she stays, the more dangerous the lines become—between control and desire, hate and attraction, survival and self-destruction. She needed money. He wanted to have fun. Yet love always find a way.

Some love stories are destined to be destructive. In this gripping collection of short dark romance stories, explore the blurred lines of desire, betrayal, and forbidden passion. Each story delves into the chaotic world of an affair, where star-crossed lovers make dangerous choices and confront the fallout of their reckless hearts. From stolen moments to shattered lives, these characters learn the true cost of a love that can wreck everything. Brace yourself for a journey into the shadows, where secrets fester, and the most intoxicating love is often the most tragic. _____ Disclaimer: This is a work of fiction. The characters, relationships, and events depicted are products of the author's imagination and are intended for entertainment purposes only. The author does not condone, romanticize, or encourage the toxic behaviors and actions of the characters, such as infidelity or harmful relationship dynamics. These elements are used for dramatic storytelling and do not reflect the author's real-life values or advice. This book is rated 18 and not suitable for young audiences.

I never expected my life to change the day my mother remarried. Suddenly, the boy I once knew the boy I swore to marry when we were children became my stepbrother. But Roman isn’t the boy I remember. He’s colder now, distant, with eyes that hold secrets I can’t begin to unravel. Our worlds collide under the same roof, separated by just a thin wall and the tension neither of us wants to admit. Forbidden desire simmers beneath every glance, every touch. He keeps me at arm’s length, yet I can’t stop craving the dangerous pull between us. As the lines blur between hate and passion, I’m forced to confront the past I don’t remember and the truth Roman is desperate to hide. How far will we go before we step too close?

En nuestro séptimo aniversario de bodas, estaba montada sobre las piernas de mi esposo, Lucian, el Don de la mafia, besándolo con pasión. Mis dedos hurgaban con disimulo en el bolsillo de mi costoso vestido de seda, buscando la prueba de embarazo que había escondido ahí. Quería guardarme la noticia inesperada para el final de la noche. La mano derecha de Lucian, Marco, preguntó con una sonrisa sugerente en italiano: —Don… ¿qué tal su nuevo secretito? La risa burlona de Lucian vibró en mi pecho y sentí cómo se me revolvía el estómago. Respondió, también en italiano: —Como un durazno verde. Fresco y tierno. Su mano todavía acariciaba mi cintura, pero tenía la mirada perdida. —Que esto quede entre nosotros. Si mi Donna se entera, me mata. Sus hombres rieron con complicidad, alzando sus copas y jurando guardar el secreto. El calor que sentía en el cuerpo se me fue extinguiendo. Lo que ellos no sabían es que mi abuela era de Sicilia, así que entendí cada una de sus palabras. Me obligué a mantener la calma, con la sonrisa perfecta de una matriarca, pero la mano con la que sostenía la copa de champaña me temblaba. En lugar de hacer una escena, tomé el celular, busqué la invitación que había recibido hacía unos días para un proyecto privado de investigación médica internacional y acepté. En tres días, iba a desaparecer del mundo de Lucian.

Renacida como la heredera perdida de los Rogers, estuve perdida por quince años, evité cada oportunidad de crear lazos con mis dos hermanos en esta familia. Cuando me tiraron el vestido desechado y mal ajustado de Vivi para la gala familiar, sonreí y me lo puse. Cuando enviaron a Vivi a recibir una educación de élite mientras me ordenaban fregar el cuarto de servicio, tomé el trapeador sin decir una palabra. Cuando dejaron que Vivi buscara el amor y me dejaron a su pretendiente rechazado, no luché. Acepté sus sobras con un gesto tranquilo. Todo esto era porque en mi vida pasada, había pasado toda mi existencia desesperada por la aprobación de mis hermanos, solo para terminar siendo despreciada por todos. Cuando morí en el fuego cruzado de un tiroteo entre bandas, mi propio hijo empujó mi cuerpo con asco. —Mamá, ¿de verdad desperdiciaste toda tu vida en una pelea tan insignificante con la tía Vivi? Morir por la familia hubiera sido un final más digno. Al menos así no habrías deshonrado nuestro nombre. Dejé este mundo llena de resentimiento, solo para abrir los ojos y encontrarme de vuelta en el momento en que puse un pie por primera vez en la mansión Rogers. Esta vez, he terminado de luchar. El poder, el nombre y el honor. Les dejo que lo tengan todo. Ya me aceptaron en un proyecto médico a puerta cerrada. Pronto no volverán a verme.

Mi hermana, María Sánchez, que siempre despreciaba la escuela, de pronto quiso presentar el examen para la universidad y les pidió a mis papás que me casaran con el hijo de un alto mando militar; a cambio, el general pondría el dinero para su carrera, un “apoyo” disfrazado de arreglo. Entonces supe que ella también había renacido. En la vida pasada, a María los libros le daban flojera: salió de la prepa y se casó con el hijo del comandante de zona, con un arreglo generoso de por medio. Luego a Bruno lo cambiaron a la frontera norte, a una Zona Militar pegada a nogales; a ella le repugnó el entorno y se negó a irse con la tropa. Yo, en cambio, terminé la universidad a puro trabajo y ahorro, entré a una dependencia pública con plaza base y me volví, por fin, capitalina de verdad. Ya metida en la vida castrense, María empezó a cobrar mordidas usando el nombre del suegro general. Lo metió en broncas con los de arriba; la Contraloría de la Militar lo bajó de puesto sin miramientos y, al final, la suegra la corrió de la casa. Tras el divorcio, la engancharon con una “asesoría” para invertir en la Bolsa de Valores; vino el desplome y quemó los ahorros de jubilación de mis papás. Sin salida, se me pegó y, cuchillo en mano, me obligó a entregarle mis ahorros y mi casa “para levantarse otra vez”. En el jaloneo me dio doce puñaladas. Me desangré. Cuando abrí los ojos otra vez, estaba de vuelta al principio: mi hermana les pedía a mis papás que me casaran con Bruno. Yo acepté encantada y me di de baja de la prepa de inmediato.

Mi hija Sofí era una pianista muy reconocida. El día de la final, alguien la encerró en el baño y, confundida, perdió la oportunidad de ganar el campeonato. Revisé las cámaras, descubrí a la culpable y me preparé para denunciar esa trampa. Pero mi esposo Andrés, me detuvo con firmeza. —Es solo una travesura de niños. Si insistes en denunciar a la hermana de Isabel, haré que Sofía ni siquiera obtenga el segundo premio. Temblé de rabia. ¡No podía creer que Andrés fuera capaz de humillar así a su propia hija solo por proteger a la hermana de su secretaria! En ese momento, Sofía me tomó de la mano, aguantando las lágrimas. —Mamá, ya no quiero el campeonato. Y tampoco quiero a papá. Apreté su mano con fuerza. —Está bien. Si tú no lo quieres a él, yo tampoco lo quiero.

Some vows are made in ink. Others in fire. When billionaire Dante Marcellus accepts a reckless dare to marry before any of his friends, he doesn’t expect to find the perfect candidate in Lyra Quinn—a woman as stubborn as she is desperate. Bound by a contract and divided by pride, their marriage was never meant to mean anything. But in Dante’s world, control is everything—and Lyra is the one thing he can’t command. As lines blur between obligation and obsession, their paper promises begin to burn. Secrets unravel. Rules shatter. And what began as a game of possession becomes something far more dangerous—something real. When the truth about the bet surfaces, Lyra walks away. For Dante, winning was never supposed to hurt like losing her does. Now he’ll have to prove that some promises can survive the fire… if the heart that made them still beats beneath the ash.