En aquel momento, Simón había dicho que mis ojos eran feos. Por aquel entonces, sus palabras seguían siendo frías e indiferentes, pero ahora, por muy enfadado que estuviera, Simón se reía y sonreía. Y, por alguna razón, su risa y su sonrisa me hacían sentir feliz.No sabía por qué Simon estaba tan s
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