Miguel se sintió de repente muy alarmado, avanzando despacio mientras decía: —Daniela, no te precipites, hablemos tranquilamente.—¡Detente! Si te acercas de nuevo, me suicido en el acto, — gritó eufórica Daniela.Miguel detuvo sus pasos de inmediato, mirando a Daniela con gran temor.Daniela solía ser firme en el grupo, pero en Isla Lacustrina, siempre dio la impresión de ser muy gentil y elegante.Nunca la había visto tan fuera de sí.Miguel estaba lleno de miedo, ¿qué pasaría si esto terminaba en una completa tragedia?Simón miró a Daniela, extendiendo lentamente la mano, diciendo: —Daniela, no te precipites, entiendo que estés sufriendo, pero primero deja el cuchillo y hablemos.—No te muevas, — gritó furiosamente Daniela. —Sé que eres muy poderoso y que puedes controlarme en cualquier momento, pero ¿puedes controlarme para siempre si hoy me das una respuesta?La mano de Simón cayó impotente.Miguel, lleno de pánico total, evaluó la situación y salió corriendo.En ese momento, Sof
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