En ese momento, Zosimo también percibió la exploración de Simón, y soltó una gran carcajada: —Parece que ya lo has descubierto, ¿verdad? En ese caso, no tengo por qué seguir ocultándolo. Es cierto, para mí, las vidas de los mortales no son más que hierba, no importa cuántos maten, todos forman parte de mi sacrificio, y al final, se transformarán simplemente en energía que será absorbida por mi cuerpo.—Solo voy a volverme más fuerte, Simón. Soy una existencia invencible, ¡acéptalo!Simón apretó con fuerza los dientes, y con firmeza respondió: —¿Me pides que acepte mi destino? Pues no lo haré. Zosimo, hoy te haré pagar por la muerte de los cuatro mil soldados, ¡voy a poner fin a tu maldad!—¡Jajajaja! ¿Vos? Qué ridículo.Zosimo levantó su mano derecha, y al instante, la espada larga de color blanco que llevaba en su mano se tornó de un rojo brillante. Simultáneamente, extendió con agilidad su mano izquierda, y de sus cinco dedos comenzaron a emanar destellos de luz roja. Cinco haces de
อ่านเพิ่มเติม