—Simón, piensa rápido, o todos aquí inevitablemente moriremos, — dijo Ivette apretando con fuerza los dientes.Simón tomó una respiración profunda y miró hacia La Puerta del Final, diciendo lentamente: —Romualdo, puedes morir tranquilo, tu Puerta del Final nunca se manifestará.—Ja, ja, ja, — Romualdo, a pesar de estar al borde de la muerte, soltó una gran carcajada y gritó con furia: —Valentín, La Puerta del Final ciertamente se manifestará, y yo renaceré bajo el trono del rey demonio, mientras ustedes se desintegran lentamente en polvo.Simón soltó una risa fría y dijo: —Realmente, estás pensando demasiado.Mientras hablaba, Simón guardó su Espada de Toledo y simplemente extendió las manos.Al mismo tiempo, la dragón cristal y el horno de energía espiritual dentro de él comenzaron a girar rápidamente.El aterrador poder del dragón, la energía espiritual, el poder del trueno y la fuerza mental se concentraron y comenzaron a fluir rápidamente hacia sus palmas.Un orbe de luz que brilla
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