“¿Qué es raro?”, preguntó Aiden mientras miraba en la misma dirección que Gerald, sin saber lo que éste buscaba.“... No, nada. Como sea, vamos a caminar”, respondió Gerald mientras agitaba la cabeza. Hasta que entendiera mejor la situación, Gerald realmente no quería contarle a Aiden todo esto, temiendo preocuparlo. De ese modo, si necesitaba la ayuda de aquella anciana, Aiden no podría impedírselo.Sin embargo, en cuanto salió, Gerald vio que las calles estaban ahora repletas de vendedores. Con tantas personas deambulando, Gerald habría asumido definitivamente que este ruidoso lugar era un mercado de no saber lo contrario…Apoyándose en Gerald, Aiden murmuró en tono indiferente: “Sabes, a pesar de haber tantos puestos, solo se extienden hasta unos cientos de metros más adelante. Realmente hace que te preguntes por qué simplemente decidieron amontonarse en una zona concentrada…”.“Tal vez sea lo más lejos que se les permite llegar”, respondió Gerald, que sabía que probablemente es
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