Sin embargo, Gerald solo mantuvo su sonrisa amarga. Pensando en retrospectiva, él sintió que había sido demasiado infantil e ingenuo en ese entonces. Claramente insatisfecha por la mirada indiferente de él, Xavia se encontró preguntando: “... ¿Qué quieres decir con eso, Gerald?”. “¡Quiero decir exactamente lo que dije!”, respondió Gerald. “… ¡Tú…! ¡Patético tonto! ¡Te haré saber que ya me gusta Yuri desde hace algún tiempo! Eres un pobre, ¿me oyes? ¡Solo una tonta estaría interesada en ti!”. Xavia frunció el ceño. “¡Tampoco puedes culparme por gustar de él! Al contrario, ¡deberías culparte a ti mismo por ser una decepción y no cumplir con mis expectativas! Ya sabes, además de poder comprar bolsos y cosméticos de marca, ¡estar con Yuri incluso me ha otorgado acceso al Entretenimiento de la Montaña Wayfair! ¿Qué me has podido dar tú? ¡No eres casi nada!”, agregó Xavia, quien ahora fruncía el ceño con impaciencia, probablemente debido a su extrema vergüenza. “… ¿Quién es este ch
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