Cuando Raquel y el Príncipe Auten oyeron los gritos, miraron a Darryl.“¡Cállate!”. En ese momento, Raquel se mordió el labio con fuerza y lo regañó: “Darryl, no necesito que me digas qué hacer con mis asuntos”. Su rostro perfectamente esculpido lucía enojado cuando hablaba.El hecho de que Darryl le haya arrebatado su pureza le apuñalaba dolorosamente el corazón. Por eso no se alegró de verlo.Darryl se sintió impotente al ver la cara enojada de Raquel. Sin embargo, le dijo: “No sabes cómo usar el poder divino, así que tienes que mantener la calma y no dejar que te altere. En cuanto pierdas la cabeza, será contraproducente para ti”.Cuando Raquel oyó eso, tenía una expresión gélida en su rostro. Entonces, fingió no oír nada y continuó agrediendo al Príncipe Auten.Raquel y el Príncipe Auten luchaban ferozmente en el aire, haciendo mucho ruido. Mientras el Príncipe Auten se defendía de los ataques de Raquel, se tomó un momento para mirar a Darryl. “Sin tu poder divino, solo eres u
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