Un hombre fértil Hope se dejó caer sobre la cama, estaba cansada, un poco fastidiada por la actitud de David Gutiérrez, pero en el fondo esperaba que a la mañana siguiente él firmara con ellos. Ella necesitaba tener ese contrato en sus manos para demostrarle a Blake que era igual o más capaz que él de dirigir H&B, la empresa que había sido de su familia desde hace varios años y que le costó sudor y sangre a su abuelo levantar desde sus cimientos.Hope dejó escapar un ligero suspiro.Cuando se casó con Blake nunca pensó que ellos terminarían siendo enemigos, jamás imaginó que Blake la traicionaría haciéndose una vasectomía antes de la boda. ¿En qué había estado pensando en ese entonces el tipo? Si la amaba tanto como decía ¿Por qué no fue sincero con ella? Y lo peor de todo fue no darle el beneficio de la duda, fue haberla culpado de traición, de haber despreciado a su hijo sin siquiera miramiento.La muchacha cubrió su rostro con las manos, volver a vivir en la misma ciudad que Blake
Soy un idiota «Un hombre fértil» …«Un hombre fértil» …Aquellas palabras se repitieron como un mantra en la cabeza de Blake Cameron, el hombre no supo cómo salió de la clínica. En ese momento no sentía siquiera las piernas, o alguna parte de su cuerpo.—¿Blake? —llamó Diego al verlo pálido y tembloroso.—Soy un idiota —murmuró.Blake ni siquiera se molestó en girar la cabeza para mirar a Diego, lo único que deseaba era volver a la ciudad de Los Ángeles y buscar a Hope.¡A Hope y Matthew!—Te llevaré al hotel —dijo Diego.El hombre ni siquiera respondió, el trayecto al hotel fue en un profundo silencio, Diego podía imaginar cuál había sido el resultado de los exámenes, pero no se atrevió a preguntar. Solamente sabía que no le gustaría estar en ese momento en los zapatos del magnate norteamericano.El tipo parecía un verdadero zombi, su semblante parecía palidecer más y más con el paso de los minutos, Diego llegó a pensar que iba a desmayarse en cualquier minuto, sin embargo, no fue
Tú no sabes lo que es el amor Larry esperó en el hangar privado de la familia Cameron a que el avión que traía a Blake desde Barcelona aterrizara. Se había sorprendido mucho cuando su primo le había llamado y pedido que viniera por él, en un principio pensó que la razón era la foto que le había enviado de Hope, pero ahora que lo veía bajar por las escaleras, dudaba mucho que ese fuera el motivo.A Blake no le podría afectar tanto mirar aquella foto a menos que…¡Demonios, lo sabe!, pensó.Y el rostro de Blake estaba pálido y demacrado, bajo sus ojos se notaba unas ojeras muy pronunciadas, algo que le asustó, en todos sus años juntos, él jamás se había mostrado tan abatido y destruido como en ese momento.—¿Blake? —llamó.—No preguntes nada y llévame a casa, necesito algo fuerte —pidió.—Te ves fatal —dijo sin poder evitarlo.—Me siento peor de lo que me veo, Larry —confesó abriendo sus ojos.—¿Tu madre? —preguntó de repente, creyendo que el caso de Tessa no tendría arreglo.—Hope, Ho
Mi corazón ya no es tuyo «No quiero seguir siendo tu esposa» Blake miró a Hope, esperando que esto no fuera más que una mala broma, porque él no quería el divorcio, no podía aceptarlo. ¡Él no necesitaba un divorcio! —Hope… —trató de hablar. —No tiene ningún sentido ser tu esposa, cuando llevamos más de seis años separados, más años de lo que estuvimos juntos. No tiene caso que seas mi esposo con tanta infidelidad de por medio. Vamos a divorciarnos y cada uno de nosotros tomará el rumbo de su vida. —No podemos divorciarnos —dijo, meciéndose el cabello con frustración, Blake se paseó intranquilo delante de Hope, mientras ella continuaba tranquila y firme en su decisión. —Si lo que te preocupa es perder la mitad de tu fortuna, relájate. No quiero tu dinero, no quiero nada que me recuerde que estuve casada contigo —espetó, pasando de él para sentarse en su silla detrás del escritorio con una tranquilidad que no sentía. —Hope —dijo, colocando las manos sobre el escritorio de la muje
Quiero reconquistarla—El tío James, es mi papá…Hope sonrió para su hijo, aunque su corazón dentro de su pecho se estrujó. Ella nunca había engañado a Matthew, su hijo no creció pensando que James era su padre, siempre le enseñó a llamarlo tío, cómo a Chelsea. Pero no podía decirle que no lo viera como un padre, cuando era la única figura paterna que él conocía. Fue James el primer hombre quien lo cargo luego de nacer, fue James el hombre que le ayudó por las noches cuando Matthew despertaba llorando, fue él quien lo llevó a su primer partido de fútbol con dos años y con tres le enseñó a patear su primer balón. ¿Cómo decirle a un niño que su tío no es su padre, por el simple hecho de compartir lazos de sangre?Hope había aprendido a golpes, que la sangre no te hace familia y que sus lazos no son irrompibles, Blake la dejó a su suerte y su padre le dio a elegir entre su nombre y la vida de su hijo.¡No!Si alguien se ha estado ganando el derecho a ser llamado padre, ese no otro que J
El beneficio de la dudaA la mañana siguiente Hope entró como un vendaval a las oficinas de la productora de Blake Cameron.—Buenos días, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó la secretaria al verla entrar, sin embargo, Hope no se molestó en detenerse o responder el saludo de la mujer, atravesó la estancia y se dirigió a la oficina de Blake.»—Espere, no puede entrar de esa manera. ¡Deténgase o llamaré a seguridad! —gritó la mujer detrás de Hope, deteniéndose abruptamente cuando abrió la puerta de par en par.El corazón de Blake latió alocado dentro de su pecho al ver a Hope de nuevo en sus oficinas, había pasado tanto tiempo de…—Lo siento, señor Cameron, no pude evitar que entrara hasta aquí. Llamaré inmediatamente a seguridad para que la boten —pronunció la mujer con tono severo, mirando a Hope con cierto desprecio y arrogancia.—No llames a nadie, la señora es mi esposa —murmuró olvidando la presencia de Scott, quien se fijó en Hope y Larry, a quién no le pasó desapercibida la manera
¿Compañeros de trabajo?Horas atrás.Blake levantó la mirada al escuchar la puerta de su oficina abrirse, por un momento quiso imaginarse a Hope volviendo para decirle que aceptaba dejarle ver a Matthew, pero sus esperanzas se fueron al diablo al ver a Larry parado delante de él con los brazos cruzados.—¿Qué? —preguntó al verlo serio y con el ceño fruncido.—¿Qué fue lo que le hiciste esta vez? —cuestionó.—¿A quién?—A Hope, la acompañé al estacionamiento, no se veía nada bien —le anunció.—¿Qué? ¿Dónde está? —preguntó con premura, levantándose de su asiento.—Se ha marchado. ¿Qué pasó entre ustedes?Blake volvió a su asiento y le contó sobre la sospecha de Hope sobre él.—¿Sabotear H&B?—Sí.—No tiene sentido, el único que salió beneficiado en ese negocio fue Daniel Morgan. Tú ni siquiera has cobrado las ganancias que te corresponde de la compañía —dijo Larry.—Supongo que Hope no se ha fijado en ese detalle.—No puedes culparla del todo, te has comportado muy mal con ella —le reco
Carnada Larry no era adicto al alcohol, es más, disfrutaba poco de aquel líquido ambarino y solo aceptaba beber por mera cortesía a los desconocidos y obligado cuando era Blake quien se lo ofrecía. Pero en esa ocasión se bebió el contenido de vaso en un solo trago. —¿Cómo que serás la carnada? —preguntó girándose para ver a Blake acomodarse la corbata frente al espejo. —Lo que escuchaste. Hope y su amigo… —Él dijo que era su novio —le recordó Larry. —Su AMIGO —pronunció Blake haciendo énfasis en la segunda palabra—. Sospechan que ha sido el gerente financiero el causante de todo esto —añadió. —Tiene bastante sentido, es el único que tiene acceso a todo al área financiera, se encarga de velar por la liquidez de la compañía y pudo hacer las cosas sin que Daniel se diera cuenta. —Es lo que Hope sospecha. —¿Ya no sospecha de ti? —preguntó con asombro. Blake se encogió de hombros. —Probablemente, sospechara de mí hasta que le demuestre que no tengo nada que ver con lo ocurrido y
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte