**DavidCon las manos en la masa.Era sólo cuestión de tiempo, pero mis sospechas se confirmaron oficialmente cuando entré y los encontré abrazándose, a centímetros de besarse.—David... ¿qué-qué estás haciendo aquí? —Isa tartamudeó.No era propio de ella tartamudear. Ella de verdad debe haberse sor
—No olviden que tienen una reunión a las cuatro —dijo Callan mientras salía por la puerta—. Te veré allá.Miré a David. —¿Estás loco? —Le pregunté.Dejó su taza de café junto al fregadero y se reclinó en el mostrador. —Ojalá hubieras sido honesto conmigo al principio —dijo.Con Callan fuera de la
**Callan—No tienes que venir, papá —le dije, mirando con desdén.Mi padre estaba enojado por llevar a la abuela de regreso al asilo de ancianos. No es que él no pensara que ella pertenecía allí; Ambos sabíamos, por la forma en que su mente se desvanecía, que estaría mejor bajo el cuidado de profesi
Sus ojos nublados se posaron en mí con confusión y miró su mano en la mía. —¿Tev? ¿Está todo bien? Sólo me tomas la mano cuando estás preocupada —dijo adormilada.La preocupación maternal en su voz hizo que mi corazón temblara. Ella me dio unas palmaditas en la mano.Por lo general, la corregía de
**IsaMe recosté en la silla de mi oficina y miré los papeles esparcidos por todo mi escritorio. Una hora y media después del almuerzo, y ya estaba básicamente fuera de combate. Parecía que cada dos minutos alguien llegaba con un nuevo informe, una pregunta, una nota de una reunión o una llamada tel
Me reí. Desearía tener su espíritu.Tal vez... tal vez pueda encontrar un espíritu similar dentro de mí. Me imaginé diciendo las mismas cosas y sintiéndolas en serio. Quizás no sería tan difícil si lo dijera.***TIMBRE.Al final, la última persona salió del ascensor. Ahora, éramos sólo Callan y yo.
**CallanNo podía recordar la última vez que traje a una chica a mi casa. Honestamente, tuvo que ser hace cerca de cinco o diez años, cuando tenía veintitantos años y no tenía ninguna preocupación en el mundo.Ahora tenía algunas preocupaciones de verdad importantes.Recogí a Isa en su casa y la lle
—¿Oh? —Isa preguntó sin aliento.—Sí. Se llama «cuánto tiempo podrá aguantar Isa» —dije, presionando sus manos alrededor de una barra a cada lado de la escalera.Isa se mordió el labio y luego cerró los ojos y gimió cuando tomé sus caderas y la empujé.Aprieto los dientes y gemí también.Así tenía q