—Eso no es nada convincente.—A veces no se trata de usted, Señor Arison.Se rio irónicamente y agachó la cabeza para mirarme. —Usted, Señora Loveless, es muy ingeniosa, ¿no?Podía escuchar el humor en su voz. Quizás había dejado de intentar superarme y al final había aceptado que teníamos puntos d
**CallanCuando Isa giró su mano y entrelazó nuestros dedos, tuve que hacer todo lo posible para no lanzarme hacia ella. Nuestra proximidad me había estado volviendo loco durante los últimos minutos desde que dejó de llorar.Vacilé. Literalmente estaba sufriendo un ataque de pánico, así que tal vez
—¡Oh! Qué lindo —dije alegremente—. ¿Estás cerca?David asintió. —Somos gemelos, así que es más o menos lo que sucede.—Wow —dije, fingiendo fascinación—. Apuesto a que estás ansioso por verla, ¿eh?David sonrió y se reclinó en su silla. Su cortesía se convirtió en astucia. Me molestó, pero no podí
**IsaQué provocación, pensé para mis adentros. Pero para ser honesto, me estaba divirtiendo.Aunque había estado evitando a Callan en el trabajo, no había forma de evitar los implacables pensamientos sobre él en mi mente.Sólo estaba tratando de resolver las cosas primero. ¿Todavía estaba colgado d
—¿Sí?—Creo... me gustaría que fuera un momento como este.Callan estaba quieto, procesando mis palabras. Luego una leve sonrisa torcida apareció en la comisura de su boca.Mientras se enfrentaba a mí, tomó una de mis manos entre las suyas y con la otra me pasó el pelo detrás de la nuca.Mi corazón
**IsaMi corazón latía con fuerza mientras subía a mi piso en el ascensor. Parecía que cualquiera de estos extraños podría haberme llamado la atención por ser una masa nerviosa y palpitante.Desde que Callan y yo nos besamos (casi sobrios) durante el fin de semana de Acción de Gracias, lo único que
Tragué saliva. El aire se volvió cálido y quieto. Se sentía como si hiciera 112 grados.Moviéndome incómodamente en mi asiento e intentando con esmero parecer normal, me preparé para comenzar la reunión. Por suerte, poco tuve que hacer hoy aparte de escuchar a mis compañeros.—EM. Sin amor —canturre
—Gracias, esposo —le guiñó un ojo—. Pero... decidí recibir la entrega.Mis venas se aceleraron de emoción. Aunque sabía que solo estaba jugando, escucharla llamarme esposo fue emocionante.Sonreí y con valentía le acaricié el pelo. Ahora era el último en la habitación y nadie más entraba todavía. —