Capítulo 0020

**Isa

Para ser un hombre que discretamente me advirtió que fuera profesional en el trabajo, Callan seguramente parecía un hipócrita. Cada día había algo nuevo, algún problema, alguna falta de comunicación, alguna expectativa que no se cumplía.

Al final resultó que, tuve que enorgullecerme de no haber asesinado a mi jefe durante más de una semana. Todo lo que hice, cada informe que entregué, cada presentación que hice, TODO tenía

—margen de mejora.

Por supuesto, como empresaria, sabía que todo SÍ tiene margen de mejora. Pero, de vez en cuando, a una persona le gusta escuchar que hizo un buen trabajo.

—¡¿Qué, qué es ESTA vez?! —Al final espeté mientras regresaba a la oficina de Callan por orden de Jeffery. La oficina de Callan se estaba convirtiendo en mi segundo hogar. Muy pronto iba a montar una tienda de campaña en el rincón de conversación.

Callan me levantó una ceja.

—¿Señor? —Agregué escuetamente.

—Mejor, pero aún insubordinado —entonó Callan, mirando hacia la carpeta encuadernada en cuero en sus manos. Estaba de pie con la chaqueta del traje colgada sobre el respaldo de la silla, la corbata aflojada y el botón superior de la camisa desabrochado.

Seguí la longitud bronceada de su cuello hasta la V alta de su camisa, preguntándome cómo podía estar bronceado cuando pasaba tanto tiempo en la oficina.

—¿Es un? —preguntó Callan. —¿Tenías algo que quisieras decir?

Tenía algunas palabras elegidas, pero me las tragué.

—No señor.

—Pensé que tal vez sería necesario una disculpa —dijo Callan. Sus ojos parecieron brillar cuando lo dijo.

—No tientes a tu suerte —murmuré. Caminé hacia él, dejándome envolver por la neblina de bergamota que era Callan Arison. No sabía cómo podía seguir encontrándolo atractivo. No sabía cómo podía seguir encontrándolo atractivo—. ¿Qué hice esta vez?

Callan frunció el ceño cuando no le pedí disculpas y su tono se volvió cortante mientras hablaba.

—He oído que ha estado hablando con entidades de marketing externas sobre sus ideas para nuestra empresa.

—¿Ahora que? —Pregunté, pensando que mis ojos podrían salirse de mi cráneo.

—Sé de buena tinta que ha estado almorzando con otros directores y jefes de marketing... —Callan reformuló.

—¿No puedo almorzar con mis colegas ahora? —Rompí.

Los labios de Callan se apretaron formando una fina línea de desaprobación.

—No son tus colegas. Son nuestra competencia...

—¡Ninguno de ellos trabaja para una agencia de gestión de marcas! ¿Su «buena autoridad» le dijo eso? ¡Nos conocemos desde la escuela! Por supuesto, intercambiamos ideas unos con otros. Nunca compartiría nada propietario con ellos... —argumenté.

—No, no lo harás. Y para ayudar a garantizar eso, le pido que deje de hablar de negocios con ellos —dijo Callan con firmeza.

Conté hacia atrás desde veinte. Dos veces.

—¿Entonces exactamente cómo esperas que aprenda?

—Diriges un departamento de marketing competente. Y siempre puedes preguntarme. —Callan se cruzó de brazos y se mantuvo firme.

Quería pisarle el pie, pero no lo hice.

—Entiendo su preocupación, Señor Arison, pero no dejaré de reunirme con mis amigos para almorzar o cenar ocasionalmente. Tal vez no lo entiendas porque no tienes a nadie cerca de ti aparte de tu asistente personal que te heredó tu padre, pero algunos de nosotros en realidad tenemos amigos que nos importan. Así que no, no dejaré de reunirme con ellos —dije de inmediato. No quería darle espacio para que me interrumpiera.

Callan me miró entrecerrando los ojos y chasqueó la lengua.

—Eres terriblemente testarudo —dijo.

Se concentró en mi cara por un largo momento, haciéndome sentir incómoda. Incluso bajo su mirada autoritaria, no fue el castigo potencial que me esperaba por hablar fuera de lugar lo que me hizo temblar...

—¿Al menos promete que no hablarás de negocios con ellos? —suplicó.

—¿Entonces tampoco puedo despotricar contra ellos sobre mi jefe? —murmuré.

Callan se rio secamente.

—¿Sobre qué podrías tener que despotricar?

Rechiné los dientes y forcé una sonrisa. Él siempre tenía que tener la última palabra, ¿no? Bueno, podría ser infantil y si quisiera, pero decidí no dejar que me afectara.

Sin importar lo que pensara, no había nada poco profesional en reunirme con mis amigos y hablar sobre el trabajo. No era como si trabajara para el FBI.

***

—Quiero decir, la audacia de ese hombre —refunfuñé.

David me sirvió otro trago de la botella de vino que pedimos para nuestra mesa.

—Él tiene un ego bastante grande. Por supuesto, cree que sabe más.

Myalin negó con la cabeza.

—Creo que es algo más que eso —murmuró.

No sabía a qué se refería, pero no tuve tiempo de preguntar. Jonas y Rosie se acercaron a nuestra mesa y sacaron sillas para ellos.

—Escuché que nos estábamos quejando del gran jefe —gruñó Jonas mientras se agachaba en su silla junto a mí.

—Oh, podríamos seguir hablando de Callan durante días —dijo Rosie—. Pero estoy intrigado. ¿Aún tienes algunos problemas con él? ¿Se está metiendo contigo?

Suspiré. Me había dicho a mí mismo que no iba a dejar que me afectara, pero, sinceramente, su constante desaprobación estaba empezando a desgastarme.

—Tal vez se está metiendo conmigo, o tal vez no estoy hecho para este trabajo.

—No digas eso —lo regañó David. Colocó su brazo por casualidad sobre el respaldo de mi silla—. A su departamento le está yendo muy bien. Debería saberlo como agente de talentos. Reconozco el talento cuando lo veo.

—O tal vez esté repitiendo viejos hábitos —susurró Rosie al otro lado de la mesa. Sus ojos tenían chismes escritos por todas partes.

Tuve que admitir que tenía curiosidad por saber más sobre los rumores que había oído sobre Callan.

—¿Viejos hábitos? —Yo pregunté.

Myalin me dio un codazo.

—Prepárate —murmuró.

Rosie se acomodó en su asiento y se acercó al grupo. Todos los que estaban alrededor de la mesa se acercaron para escuchar.

—Las últimas chicas que trabajaron en tu puesto tenían quejas similares sobre él —comenzó Rosie como si estuviera contando una antigua historia de misterio y peligro—. Es extraño, porque, si bien ciertamente nos critica, esa es la única posición sobre la que llueve.