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Capítulo321

—Lucía, no lo toques—exclamó el señor Castro sorprendido, levantando el brazo para detener a su nieta.

—Abuelo, ¿qué estás haciendo? Christian está herido, ¡debemos llevarlo rápidamente al hospital!

Lucía estaba desesperada, golpeando el suelo con impaciencia y a punto de llorar.

—No te preocupes, se está curando por sí mismo—consoló el señor Castro. —Además, es muy hábil en medicina, seguramente tiene una forma de cuidarse. No es necesario que vayamos al hospital.

Él sabía muy bien que con las habilidades médicas sobresalientes de Christian, si no podía salvarse por sí mismo, incluso llevarlo al hospital no serviría de nada.

Siguiendo la mirada de su abuelo, Lucía finalmente vio que Christian ya había cerrado los ojos y estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas, utilizando el espíritu para suprimir sus heridas.

Al ver esta escena, Lucía se sintió un poco más tranquila, aunque sus hermosos ojos seguían preocupados y siempre pendientes de los movimientos de Christian. Su rostr
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