Capítulo 10: Inesperado

Punto de vista de Erik

No sabía qué esperar cuando me inscribí en las peleas.

Claro, la pelea fue una excelente manera de desahogarse. Al menos Aldermor tenía eso a su favor. Y los contendientes tampoco estaban nada mal. Mi oponente lanzó algunos golpes salvajes, tomándome con la guardia baja de la mejor manera.

Rara vez me sorprendía, así que cuando sucedía, lo encontraba muy satisfactorio. Además, las peleas también eran de riesgo relativamente bajo. El gran dinero era para las peleas de gladiadores de las ligas superiores, no para las peleas en boxes en las que yo participaba.

Me veía regresando cada semana, peleando bajo un alias. El lugar más cercano al que podía llegar a casa. Me recordó a los palos fuera del comedor. A Anders le gustaba jugar al corredor de apuestas a pesar de que era lo suficientemente grande como para enfrentarse a cualquiera.

Tenía el músculo, pero no la habilidad.

Bjorn era el bebé, por lo que tenía el vigor, pero no la experiencia.

Y Ulf era sólo un torbellino de tonterías en el ring, pero hasta ahora le ha funcionado. Debería contarles sobre sus peleas en boxes aquí. Creo que a mis hermanos les encantaría tener la oportunidad de desahogarse un poco.

Pero además de eso, Poppy me tomó por sorpresa. Estaba cubierto de una fina capa de tierra, sangre y sudor, vestido con mi ropa de cuero y lleno de adrenalina por una buena pelea. Y ahí estaba ella, ensuciándose las manos.

Coser heridas con sangre debajo de las uñas.

Hablar con la gente común como si no fueran menos que ella.

Sus guardias estaban en espera, vigilándola, pero no parecían sorprendidos por lo que estaba haciendo. ¿Sabía su padre que ella era más que una simple aparición pública?

En Myrkr, los curanderos estaban cerca de los dioses. Eran la delgada línea entre el reino de los mortales y la otra vida. Guerreros que lucharon contra el segador. Asistieron a reuniones de políticas e hicieron cambios porque vieron lo que mi familia y los otros jarls no vieron.

Al instante sentí una oleada de respeto por Poppy.

Pero ni siquiera eso iba a impedirme aprovechar la oportunidad de atormentarla. Mi visión de ella como una princesa débil, remilgada y demasiado buena para cualquiera estaba cambiando. Necesitaba acercarme a ella, y aunque lo ocultara, prácticamente podía oír su respiración aumentar.

Le temblaron las manos.

Todavía la ponía nerviosa.

Y me dio una gran alegría burlarme de ella por mis piercings. Ver su rostro llenarse de sonrojo y vergüenza. Ella trató de ocultarlo, pero ahora tenía una idea de cómo jugar este juego con ella. La subestimé antes, pero ahora creo que se dio cuenta de cómo me subestimó a mí.

Todavía podía sentir la sensación de sus manos rozándome en busca de heridas. La calidez de ellos me sobresaltó. Cómo les provocaba un cosquilleo de alegría al sentir los callos ligeramente ásperos del trabajo.

Tenía manos de luchadora.

Fascinante.

Sus ojos estaban tan calientes como sus manos, mirando mis piercings como si quisiera ponérmelos. Explora cómo se sentían contra ella. Sus pupilas estaban amplias, absorbiendo los verdes de la hiedra, un hambre inesperada allí que despertó la excitación en mi vientre.

Todas las veces que me había acostado con una mujer, fui un amante egoísta. No estoy interesado en ayudar a una mujer a explorarse a sí misma. No está interesado en aprender sobre su cuerpo.

Esperaba que supieran lo que querían. Y esperaba que me mostraran cómo complacerlos porque tan pronto como los complaciera, obtendría el mío. Puramente transaccional. No hay pasión involucrada.

Un pensamiento confuso entró en mi cabeza.

¿Qué pasaría si, por una sola vez, pudiera concentrarme en el placer y no en el resultado?

La visualización de Poppy echando la cabeza hacia atrás como una fuente de pétalos de rosa, con los ojos parpadeando de deseo. Mostrándole exactamente cómo podría complacerla. Una lanza de lujuria me atravesó, cortando la sensación de desinfectante en mi brazo.

Por primera vez no la vi como una niña pomposa, la vi como una mujer compasiva. Uno que disfruté provocando. Y mejor aún, disfruté cuando ella me hizo trabajar para lograrlo.

Cuando me fui, la miré por encima del hombro, con un delantal manchado de sangre. Su cabello estaba recogido mientras trabajaba con la siguiente persona que se acercaba a su mesa.

Claro, no podía salir de este compromiso.

Pero podría corromper algo de esa inocencia y mostrarle algo nuevo.

Un escalofrío de placer recorrió mi columna. Lo esperaba con ansias. Saber cómo era esa hermosa piel color melocotón. Mostrándole lo bien que se sentía ser pecadora.

Oh, lo ansiaba.

"Miras, te dije que no necesitabas ir a la enfermería", afirmó Magnus, suspirando mientras salíamos, subiendo las escaleras para dirigirnos a la concurrida plaza principal fuera de la arena.

“Era una oportunidad”.

"¿A qué? ¿Molestarla mientras hace su trabajo de caridad? preguntó, arqueando una ceja mientras continuábamos entre los árboles hasta la pasarela.

"Sí." Hice una pausa. “Entonces, ¿qué aprendiste? ¿Del guardia y de su doncella anoche?

Una pequeña sonrisa se dibujó en un lado de su boca antes de decir: "El único que causa revuelo por este compromiso eres tú".

Levanté ambas manos. "He aceptado el compromiso, pero eso no significa que tenga que hacerlo agradable para ella".

No hizo comentarios al respecto y continuó: “Ella hace mucho trabajo de caridad y parece preocuparse genuinamente por su gente. Bien amado. Y el rey Varric ha encarcelado a numerosas personas que intentaron cortejarla en el pasado”.

No pude evitar la risa que se derramó por mis labios. Eso explicaba su malestar antes. Por supuesto, mi comentario fue bastante grosero, pero ella respondió como una virgen que nunca antes había visto una polla. Y la forma en que sus ojos parpadeaban con intriga me excitó.

Una caliente ola de lujuria inundó mi abdomen nuevamente, engrosando mi polla. Quería saber qué haría Poppy cuando me viera por completo. ¿Cómo me tocaría? ¿Sentiría su boca tan suave como parecía?

“Así que considérate afortunado. Ella es toda una ganga para ti. Demasiado bueno para ti”, dijo Magnus con indiferencia, sacándome instantáneamente de mi ensueño.

"Tal vez en la superficie, pero ella no tiene ningún problema en rebajarse a mi nivel".

Mi amigo soltó una risa aguda como si no me creyera.

"¿Qué? ¿Es difícil de creer que a la preciada princesa le guste ensuciarse? Yo pregunté.

Resopló y se detuvo en seco, a medio camino de regreso a nuestra casa del árbol. "No. Creo que. Me río porque obviamente ella envió a su sirvienta para sacarme información”.

Mis dos cejas se alzaron. "¿En realidad?"

"Sí. Dot no fue exactamente sutil. Al principio pensé que estaba coqueteando conmigo. Pero anoche estaba haciendo demasiadas preguntas sobre ti. La regla de oro del coqueteo... no preguntes por otros hombres. Magnus suspiró. "Lástima. Ella era linda”.

"No lo pienses", le respondí. Si Magnus se folló a la amiga más cercana de Poppy y la dejó en el frío, entonces eso agregaría otra capa de conflicto entre Poppy y yo. Arruinaría la alegría que estaba empezando a disfrutar. Nuestro juego se detendría porque Magnus lastimó a Dot.

Aún no había terminado de jugar.

“No lo haré. No lo haré. Incluso si existe la tentación, estoy de servicio las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana. Apenas tengo tiempo para hacer las cosas que me gustaría hacer para que valga la pena”.

Reanudamos nuestra caminata, disfrutando del paisaje único a medida que nos acercábamos a la casa del árbol. Al principio no me gustaba toda la vegetación, pero estaba empezando a recuperarme. Extrañé Myrkr, pero este fue un buen descanso del frío.

Y además, el Jarl del Este estaba al frente del reino mientras estábamos fuera, y con el estancamiento de la guerra, el tío Ragni no tenía mucho de qué preocuparse. Y si hubiera algo, su hijo vidente podría enviarnos un mensaje más rápido que cualquier mensajero a pie o ave de presa.

“Tus padres esperan verte para almorzar, así que probablemente deberías limpiar toda esa sangre y me reuniré contigo. Esta vez no hay brandy”, comentó Magnus mientras me acompañaba escaleras arriba hacia mi habitación.

Me reí. "Oh, voy a retrasar el brandy por un tiempo". Abrí la puerta de mi habitación y lo miré antes de que bajara las escaleras hacia el área principal. "Usa esa súper audiencia y dime si hay alguien en las aguas termales".

Magnus se quedó en silencio por un momento. "No. Estás a salvo”.

"Sabía que esos sentidos riddari serían útiles".

Él no respondió, pero sabía que me estaba poniendo los ojos en blanco y continuando su descenso escaleras abajo. Las aguas termales estaban en la parte de atrás, en una casa de baños privada que rápidamente se estaba convirtiendo en mi característica favorita de este alojamiento.

Cerré la puerta de mi habitación detrás de mí cuando entré, me quité los trajes de cuero y los arrojé al cesto para que los sirvientes los limpiaran más tarde. Mi polla todavía estaba medio dura cuando me agaché para darle un golpe tentativo para ver si se espesaba nuevamente. Si pudiera lograr un orgasmo para mantener mi delicioso subidón.

Chispas de deseo hormiguearon mi piel, mis ojos parpadearon cuando me toqué. Mi pulgar golpeó la barra atravesada en la coronilla, la barra atravesándola y saliendo debajo de la cabeza en otra barra redonda.

Me encantó cómo se sintió. Aumentando las sensaciones y enfocando todo el placer alrededor de la coronilla de mi polla donde los nervios eran más sensibles.

Ahogé un gemido en voz baja, acariciándome de arriba a abajo.

El placer recorrió mi columna vertebral, erizando todos mis pelos. Una excitación nacarada rodeó un extremo del piercing, cubriéndolo con una lubricación brillante, haciendo que mi mano se deslizara mucho más fácilmente por mi polla.

Me preguntaba qué pensaría Poppy sobre mi piercing en la polla. Ya sabía que estaba intrigada por mis piercings en los pezones por la forma en que se mordía el labio inferior. ¿Se inclinaría hacia delante y lo lamería? Pruébame mientras jugaba con un extremo del piercing con la lengua y el otro con las yemas de los dedos.

Quería saber qué tan caliente estaba su boca. Cómo me miraba con lágrimas en los ojos cada vez que me metía tan profundamente en su garganta que se ahogaba.

Mi mano se apretó mientras mis ojos retrocedían, imaginando su garganta apretándose a mi alrededor. El calor se acumuló dentro de mí mientras me sacudía aún más fuerte, pellizcando el anillo en mi pezón para sentir ese dulce mordisco de dolor.

La imaginé echada hacia atrás, mordiéndome el pezón para darme lo que quería. Y le daría lo que ella ni siquiera sabía que quería.

Joder, apuesto a que tendríamos el sexo más enojado. Tirarse del pelo y rascarse. Lleno de marcas de mordiscos y labios hinchados. Le pondría las manos sobre la cabeza, le abriría las piernas alrededor de las caderas y la follaría hasta que gritara.

Ella pelearía conmigo todo el tiempo y yo le devolvería la pelea.

En mi fantasía, ella era salvaje en la cama. Un maldito petardo. Un explosivo que amenazaba con destruirme en el momento en que alcanzara su punto máximo.

Con unos cuantos golpes más, estaba empujando con fuerza mi puño, resbaladizo por lo jodidamente excitado que estaba. Eso era lo que quería y usaría esa imagen como combustible. Anímate.

Todo dentro de mí se apretó, llegando a un acabado fundido y caliente cuando estallé en toda mi mano, en todo mi pecho en un líquido espeso y blanco.

Me recosté contra la pared.

Yo necesitaba eso.

Una respiración profunda salió de mi pecho, las piernas temblaron por la intensidad de mi orgasmo. Había pasado demasiado tiempo desde que me bajé. El tema de mi fantasía no tuvo nada que ver con eso.

De hecho, dudaba que ella fuera la vivaracha que era en mi imaginación. Probablemente Poppy simplemente se quedaría debajo de mí como un pez muerto, pero tal vez me sorprendería otra vez.

Recogí mi bata y una toalla y me dirigí a las aguas termales, ansiosa por quitarme toda esta suciedad y relajarme en un poco de agua caliente.