Capítulo 10: Esposado

*Punto de vista de Beth*

Decidí caminar para dejar de pensar en el hecho de que podría estar viviendo con vampiros.

Afuera hacía sol y dejé que el calor calentara mi piel. Caminé sólo un poco por miedo a seguir adelante. No quería una razón para que Zed tuviera que buscarme. Me estremecí al pensarlo.

Justo al lado de la comisaría había una tienda de antigüedades que parecía encantadora y tranquila. Me vendría bien un descanso y un lugar tranquilo para pensar ahora mismo. Tal vez mi vida podría ser normal durante unos minutos después de los últimos días locos que había tenido. Entonces entré a la pequeña tienda y estudié mi entorno.

El lugar era pequeño pero estaba lleno de filas y filas de baratijas viejas. Busqué por los pasillos, tomándome mi tiempo. ¿Qué más tenía que hacer hoy? Fue agradable sentir algo parecido a la normalidad. Disfruté comprando y fingí que era un día normal antes de que sucediera todo esto.

Algo plateado me llamó la atención cuando llegué a una elegante vitrina de vidrio. Era un hermoso colgante de cruz de plata. Esta pieza de joyería era una de las cosas más hermosas que había visto en mi vida. ¿No escuché alguna vez algo acerca de que los vampiros le tienen miedo a la plata? ¡Podría comprar este collar y usarlo contra Zed, Daniel y Rylan! Sonreí ante ese pensamiento, un plan formándose en mi mente.

Por instinto, metí la mano en mi bolsillo. No sentí nada allí. ¡Mierda! Llevaba un uniforme de policía prestado. Oh bien. Incluso si tuviera mi propia ropa, nunca podría permitirme esta costosa cruz. Qué vergüenza. Podría haberlo usado contra mis secuestradores y tener una hermosa joya.

Un hombre de aspecto confiado se me acercó. Supuse que era el dueño de la tienda por su forma de comportarse.

"Hola señora. Bienvenido a mi tienda. Déjame mostrarte los artículos más populares de nuestra tienda”, dijo.

Lo seguí hasta una exhibición de libros. Parecían ser libros viejos y corrientes, pero una gran multitud rodeó la exhibición. El grupo que rodeaba los libros tenía ojos brillantes y emocionados y rostros sonrojados. Preguntándome por qué estos libros eran tan populares, con curiosidad abrí uno.

Estudié el título y el contenido del libro y lo que leí me sorprendió. Los títulos eran "El autoritario jefe de policía se enamoró de mí", "Soy sesenta años más joven y estoy saliendo con el jefe de policía" y "Dulce tentación, mi papá policía frío y cruel".

En su interior había unas ilustraciones en colores muy explícitas. ¿Qué diablos fue esto? Por instinto, tiré el libro al suelo. Podía sentir mi cara calentarse. Probablemente ahora mismo estaba tan rojo como un tomate. El dueño de la tienda corrió hacia mí con el ceño fruncido.

"¿Qué crees que estás haciendo? ¡Cómo te atreves a faltarle el respeto a un libro y a mi tienda de esa manera! el hombre me gritó. “¡Incluso guardé ese libro específicamente para ti! Pensé que podría conseguirme una foto del jefe de policía de nuestra ciudad. Una foto de Zed”.

¡Oh Dios mío! Ese cabello negro, ojos negros, rostro hermoso y expresión fría. ¡Esas fotos sexys de los libros eran de Zed! Mi corazón empezó a latir rápidamente mientras intentaba imaginarme a Zed haciendo todas esas cosas ilustradas en las imágenes.

"¿Tienes una foto?" El dueño de la tienda interrumpió mi proceso de pensamiento. Era un hombre impaciente y agresivo.

"¿De que?" Cuestioné, confundida, todavía perdida en mis pensamientos.

"Del oficial Zed", dijo el dueño de la tienda.

Rápidamente negué con la cabeza. Incluso si tuviera una foto de Zed, no se la daría a este hombre.

“Pensé que como vestías uniforme de policía, eras un oficial nuevo en su estación”, explicó el dueño de la tienda.

“No, tomé prestado este uniforme. Soy um, de Zed, uh…” Me detuve, sin saber cómo terminar mi oración de manera segura.

El código del asistente mencionaba que no podía revelar mi relación a extraños. No quería que Zed tuviera otra razón para castigarme. Después de mi desastroso día siendo su asistente, quería estar de su lado bueno. Podía sentir que todos en la tienda de antigüedades me miraban.

¿Qué debería decir? ¿Cómo salí de esto? Sin otra opción, corrí hacia la puerta y la abrí, solo para encontrarme con el hombre del momento: Zed. Dolorosamente, me golpeé la cabeza con su barbilla afilada.

"¡Ay!" Exclamé, agarrando la parte superior de mi cabeza cuando empezó a palpitar.

Zed me miró en silencio. El jefe de policía estudió la escena en la que me había atrapado. Los libros, la multitud, el dueño de la tienda. Sus fosas nasales se dilataron mientras procesaba lo que estaba sucediendo.

Después de un momento, ordenó a sus subordinados que confiscaran los libros. Obedecieron su orden y se pusieron a trabajar. El dueño de la tienda protestó cuando los agentes le quitaron la mercancía.

Zed me acompañó de regreso a la estación de policía. Estaba aterrado. ¿Iba a encontrar una manera de echarme la culpa de todo esto? ¡No fue mi culpa! ¡Acababa de entrar en una tienda al azar y esto sucedió!

¿Por qué mi suerte fue tan terrible últimamente? ¿Qué más iba a pasar? Me llevó a su oficina y me dijo que tomara asiento. Una vez más sentí que me estaba interrogando. Ahora parecía aún más oficial debido a dónde estábamos. Zed sacó una hoja de papel y me la entregó.

"¿Sabes lo que es esto?" me preguntó, su expresión ilegible.

Mis ojos escanearon el informe rápidamente. Parecía ser un informe de ADN. Pero antes de que pudiera leerlo, Zed se aclaró la garganta y volvió a hablar.

“Este informe concluye que usted está relacionado con Roger Russell. ¿Te gustaría conocer a tu padre, Beth?

Su pregunta me sorprendió. ¿Cómo consiguieron mi sangre para analizarla? ¿Cómo consiguieron la sangre de mi padre? Este hombre era mucho más poderoso de lo que pensaba. Mis ojos se llenaron de lágrimas. Por supuesto, quería conocer a mi padre. Ese fue mi objetivo desde el principio. Quería hablar y conocer al resto de mi familia.

Después de la muerte de mi madre, me sentí solo en el mundo. Pero la idea de que algún día podría conocer a mi padre y a mi hermana. El hecho de que estuvieran en algún lugar del mundo me hizo seguir adelante. Casi asentí con la cabeza 'sí'. Quería saltar de mi silla, caer de rodillas y rogarle a Zed que me llevara con mi padre. Usar sus poderosas conexiones para permitirme conocer a la familia que nunca tuve la oportunidad de conocer.

Pero no pude decirlo. Por la seguridad de mi familia, no podía anteponer mis necesidades a las de ellos. ¿Quién sabía qué harían los tres hombres si aceptaba reunirme con él? Mi boca era una línea firme y me negué a decir una palabra. Zed notó mi cara renuente y continuó.

“Tenemos una manera de que puedas ver a Roger. Hay una manera de que conozcas a tu padre”, me dijo Zed. Sabía cómo tocar la fibra sensible de mi corazón para lograr que hiciera lo que él quería. Pero, lamentablemente, no estaba jugando limpio.

"¿Que planeas hacer?" Le pregunté, a pesar de saber que nunca me diría cuál era su plan real.

Quería ir directo al grano. Quería que supiera que sabía que estaba planeando algo siniestro. Ésta no sería una reunión encantadora entre padre e hija, como me imaginaba. Los hombres estaban tramando algo. Simplemente no sabía que lo era todavía.

“Haremos lo que queramos”, sonrió siniestramente. “No puedes hacer nada para detenernos. Entonces su única opción es cooperar con nosotros. Y escucha con atención, pequeña asistente personal. Tenemos formas de hacer que usted siga el plan. Lo quieras o no”. Me miró fijamente. “Ahora, sé bueno. Tengo una reunión rápida que necesita mi atención”.

En ese momento, un hombre de traje entró en la habitación como si fuera una señal. Sin saludo ni preámbulo, el hombre con aspecto oficial empezó a hablar con Zed.

"Sheriff Zed, ¿tiene alguna pista sobre los criminales responsables del ataque terrorista a la ceremonia de mi empleador?" preguntó.

Era un tipo que se dedicaba exclusivamente a los negocios y al sentido común. Entonces tuve una revelación. Mi cabeza se levantó de golpe. ¡Este hombre trabajó para mi padre! Debido a mi movimiento, el hombre me notó sentado allí.

“¿Es seguro hablar con ella?” —le preguntó el representante a Zed.

"Sí. ¿Sabes quién es?" Zed respondió. El hombre negó con la cabeza. Cualquier esperanza que tuviera desde que este hombre entró se me fue. "No te preocupes. Tengo a los mejores hombres y mujeres en el caso. Prometo que atraparemos a los responsables del tiroteo. La mayoría de nuestros recursos se destinan a la causa”.

El hombre se giró para irse y se me ocurrió una idea. Actué mientras pude. Tuve que aprovechar esta oportunidad cuando la tuve.

“¿Cómo está Elisa? ¿Se encuentra ella bien?" Salí corriendo. El hombre hizo una pausa y me estudió antes de responder.

“Elisa no está herida. Sólo está asustada, como era de esperar. Eso es todo lo que puedo decir al respecto”.

Después de responder a mi pregunta, salió de la habitación, dejándonos a Zed y a mí solos nuevamente. Mis hombros se hundieron de alivio ante su respuesta. Mi hermana estaba a salvo. Ella no resultó herida. Mis acciones en la ceremonia la habían salvado de ser lastimada.

Sin embargo, la expresión de Zed me asustó. Me estaba mirando burlonamente. ¿Qué había hecho mal? ¿Estaba enojado porque le pregunté por mi hermana?

“¿Sabes siquiera qué tipo de personas son tu padre y tu hermana?” Preguntó Zed con su voz fría. Oh, mierda, definitivamente estaba enojado conmigo.

“Honestamente, no lo recuerdo. Yo era muy joven cuando mis padres se divorciaron. Viví con mi madre después de que se separaron. Elisa vivía con nuestro padre. Pero no importa lo que hayan hecho, son mi familia”.

Levanté la barbilla en desafío. Él no cambiaría mi opinión sobre mi familia.

Zed permaneció en silencio durante un largo rato. Entonces, de repente se quitó las gafas de sol y me miró fijamente. Sus ojos brillaron de color rojo oscuro. Parecía que quería matarme. Nunca había estado más aterrorizado en mi vida. ¿Qué estaba a punto de hacerme?

Cuando se movió, me alejé de él. Pero simplemente se puso detrás de su escritorio y rebuscó entre sus cosas. Cuando vi lo que tenía en sus manos, jadeé. Esposas. ¿Qué diablos iba a hacer con esos? Un destello de los libros que lo presentaban en la tienda de antigüedades pasó por mi mente.

Zed me agarró la mano y me hizo seguirlo. ¿A dónde íbamos? ¿Me iba a encerrar en una de las tantas celdas que tenían aquí?

Caminamos por el largo pasillo, nuestros pasos resonaban. Finalmente, terminamos en la sala de descanso vacía donde antes había derramado el café. Alguien había limpiado a fondo el desorden que yo no había terminado de limpiar.

“Dame tus manos”, ordenó.

¿Qué diablos tenía planeado? ¿Qué he hecho para merecer esto? Consideré no seguir sus órdenes e intentar huir, pero sabía que no podía ganarle una pelea. Incluso si corría y pasaba por la estación de policía, Zed usaría uno de sus muchos contactos para encontrarme y traerme de regreso con él. Entonces, no tuve más remedio que sostener mis manos frente a mí.

Luego, sin dudarlo, me esposó a la pared. ¡Qué demonios! Como oficial de policía, definitivamente había hecho esto antes. Terminé con las manos sobre la cabeza. Las esposas estaban sujetas a un anillo de hierro y la posición me hizo ponerme de pie. Ni siquiera podía doblarme por la cintura. Inmediatamente se sintió incómodo.

Ahora me obligaban a tener una postura perfecta, igual que el hombre que me puso en esta posición.

“¡No puedes hacer esto! ¡No hice nada malo! ¡No puedes castigarme porque no rompí ninguna regla! Le señalé a Zed.

Tenía que escucharme. No podía dejarme aquí. ¡No fue justo! Tenía que darse cuenta de eso. Tenía que escuchar razones.

“Has violado el código del asistente, Beth. Por lo tanto, debes quedarte aquí y reflexionar sobre tus acciones”.

Y sin decir más, se fue.