—Jo...— La tomé en mis brazos, haciéndola callar mientras lloraba, las lágrimas mojaban mi cuello. —No tenía ni idea. I…—Si vuelves a pedir perdón, te golpearé—. Ella cerró el puño y me golpeó en el pecho, sin poder en él. —Diosa, Ken. No quiero tus disculpas; Quiero que lo hagas mejor. Háblame, só
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