Contra viento y marea El silencio que se hizo en la habitación luego de aquella felicidad experimentada durante la noche fue sepulcral. La tensión que manaba del cuerpo de Alana era tanta que las mujeres no pudieron evitar acercarse.—¿Estás bien? —preguntó Hope, quién era la más cercana a ella.Alana negó.—No creo que vuelva a estar bien alguna vez en la vida, señora Cameron —susurró buscando con la mirada a su madre.¿Cómo iba a decirle sobre aquellos titulares cuando su madre se veía tan feliz? ¿Cómo era posible que el karma fuera tan perra y eligiera ese momento para irrumpir y arruinar su vida por completo?—¿Qué pasa? Estás pálida —murmuró Hope dejando su copa y tocando el brazo de Alana, la mujer no solo estaba pálida, estaba fría como el hielo— ¡Alana! —llamó cuando la sintió liberarse de su mano y caminar en busca de Dakota.—Tenemos que hablar —dijo con decisión. No podía ocultarle la verdad, tarde o temprano iba a verlo, sabía muy bien que, a la mañana siguiente, en el dí
Hasta que la muerte nos separe Donovan miró a Nash, él estaba serio y supo que su hijo habla muy enserio.—¡Nash! —llamó al ver las intenciones del futbolista de abandonar la casa familiar.—Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión, papá, lo he decidido y sé lo que quiero en la vida, por primera vez sé lo quiero y amo a Liam sin importarme nada más —declaró.Donovan negó.—¡Es un hombre!—¡Es el hombre que amo! —gritó en respuesta—. Te guste o no —añadió antes de salir de la casa y volver a su departamento.Nash había estado pensando las cosas y se dio cuenta de que la solución siempre la tuvo entre sus manos. Se dio cuenta de que su propia cobardía lo había llevado a estar en manos de su padre por tantos años, pero finalmente le había puesto fin. El resto dependía ahora de su abogado y de lo que su padre pediría por romper el contrato entre ellos, pero Nash estaba dispuesto a pagar lo que fuera, incluso a darle todo lo que tenía con tal de ser libre y de poder vivir su amor a
Luna de mielLos novios se despidieron de la familia y de los invitados. Matthew no le había comentado a Alana nada sobre su luna de miel, por lo que ella pensó que estarían en casa o quizá visitarían algún lugar turístico del país. Sin embargo, se vio sorprendida cuando el chofer se dirigió al aeropuerto.—¿Puedo saber a dónde vamos? —preguntó mirando a su feliz y sonriente esposo.—No lo sé con exactitud, yo personalmente te llevaría al fin del mundo —respondió con una sonrisa traviesa.Alana no pudo evitar esbozar una sonrisa ante las palabras de su esposo. El poder y el peso de aquella palabra cayó de repente como losa sobre sus hombros.—Se te ha borrado la sonrisa, pareces asustada —comentó Matthew mientras avanzaban para abordar el avión.—Estoy muy asustada, Matt. Ya no soy una mujer libre, tengo un esposo guapísimo y dentro de mí crece un pequeño o una pequeña.Matthew cogió su mano, se la llevó a los labios y dejó un beso sobre ellos.—Estaremos bien, aprenderemos juntos a s
Celos«Mucho gusto, Alana, soy Clara. La exnovia de Matthew»«La exnovia de Matthew»Alana sintió de nuevo arder la llama de los celos en su interior, sobre todo, porque Clara-mente, la mujer miraba a su marido como si fuera un filete que podía degustar en cualquier momento y lo peor ¡Matthew le sonreía con complicidad! ¿Es qué no le importaba que ella estuviera presente? ¿O su esposo se había olvidado de ella?—Nunca pensé que te casarías tan pronto —dijo Clara llamando la atención de Alana.—El amor llega cuando menos lo esperas. Eres la prueba de ello —dijo Matthew con una sonrisa amable que hirió el corazón de Alana de manera mortal.—Sentí mucha pena contigo, no fue mi intención enamorarme de otra persona —comentó.Alana abrió la boca como un pez fuera del agua. ¿Cómo que Clara había dejado a Matthew por otro hombre? Y lo más curioso ¿Por qué Matthew le sonreía como si no le hubiese dolido ser cambiado por otro?—No te preocupes, tampoco es que me estaba muriendo de amor por ti —
Volviendo a casaAntes, solo minutos, segundos antes, Matthew había deseado con el corazón tener una niña que fuera igual de guapa que Alana, pero con un pretendiente en puerta, era mejor que no. Él no estaba para empezar a sufrir por celos y no quería pensar en la reacción que tendría Blake, su padre seguramente espantaría a todo personaje que intentara acercarse a su primera nieta y él no se quedaría atrás.Mientras Matthew tenía una lucha interna sobre el futuro de su bebé, Clara, Alana, Vicent y Simón parecían divertirse un poco a sus costillas.—Por favor, pasemos a la mesa —pidió Clara luego de unos minutos.Matthew tomó la cintura de Alana y caminaron juntos, la ayudó a sentarse, mientras Simón hacía lo mismo con Clara y el pequeño Vicent.El desayuno fue ameno, Clara y Matthew se pusieron al día de sus vidas, mientras Simón y Alana escuchaban y respondían a algunas preguntas de Vicent, quien parecía muy emocionado por tener visitas.Por otro lado, muy lejos de Francia, Daphne
Cita médicaHope y Dakota se pusieron manos a la obra y se ocuparon de tener la cena lista a la hora prevista.—Debemos darnos prisa e ir a vestirnos para recibir a nuestros invitados —dijo Hope desatando el delantal de su cintura.—Has invitado a un ejército, cuando me dijiste lo de la cena de bienvenida no me dijiste que vendría media ciudad —bromeó Dakota imitando las acciones de Hope para salir de la cocina juntas.—Eres una exagerada, únicamente será mi familia y los amigos de Matthew, no habrá nadie más —aseguró Hope.Por supuesto que su familia incluía a James y su familia, Larry y familia, Tessa y Morgana, quién recién había regresado de uno de sus tantos viajes, y los amigos de Matthew. Nash y Cody no podían dejar de asistir.—No sé si es una suerte que Alana no tenga familia por nuestro lado o de lo contrario habría cien personas en una pequeña fiesta —alegó.Hope sonrió.—Fue tu idea que cocináramos, por mí habría contratado el servicio de Catering —refutó Hope.Dakota negó
Pequeño francés atrevido «Si es niña, será mi novia»Matthew dio un pequeño brinco al sentir la mano de Alana acariciar su mentón.—¿Qué es lo que te atormenta? —preguntó ella viéndolo a los ojos.Matthew tragó y negó.—No me hagas caso —dijo él, negándose a aceptar que estaba pensando en su hija, en el futuro y en Vicent, el pequeño francés atrevido que se había ofrecido a ser el novio de su princesa.Sin embargo, Alana tuvo una extraña e inquietante duda y se lo hizo saber.—¿Es porque deseabas un niño? —preguntó con voz ahogada, pensando que el sexo del bebé si era importante para él.Quizá Matthew deseaba un niño con quien compartir su pasión por el fútbol o cosas que solo podían hacer los chicos.—¿Qué?—Quizá estés decepcionado de que nuestra bebé sea…—Ni lo digas, Alana, ¡no te atrevas a decir lo que estás pensando porque estás totalmente equivocada! —exclamó Matthew elevando la voz, llamando la atención de los presentes.—¿Qué esperas que piense? —le cuestionó ella en tono b
¡Está llegando! «¡¡¡Nash!!!»Nash sintió que el alma se le salía del cuerpo y el grito que salió de su garganta fue desgarrador, tal como el dolor que le recorrió desde los dedos del pie hasta la rodilla. El dolor fue tan intenso que lo dejó en shock por un largo momento hasta que Cody y Matthew se acercaron a él y lo tomaron de la mano sin moverlo ni un solo centímetro.—Nash…El futbolista cerró los ojos, no tenía que ser médico para saber que su lesión era grave, quizá más de lo que podía llegar a imaginar, su mano se estiró y tomó su rodilla.—No te muevas, Nash —pidió Cody y por la tensión en su voz, supo que llevaba la razón.Matthew y Cody se alejaron de él, apenas el cuerpo médico del equipo entró a la cancha y dejaron la camilla sobre el césped para colocarlo sobre ella.—Lo llevaremos de emergencia al hospital —indicó el médico principal del equipo.Nash negó, el dolor estaba partiéndolo en dos, aun así, se forzó a hablar.—Déjame escuchar el silbatazo final —pidió.—Nash
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte