La mujer que amoLa tensión en la sala de la familia Carter podía cortarse con el filo de un cuchillo. El silencio se prolongó más de lo que nadie imaginó.—Tú —susurró Hope, haciendo que Alana la mirara.—Hope, Blake, bienvenidos a mi casa —saludó Scott sintiendo como el nudo en su garganta bajaba y se instalaba en su pecho.Hope miró a Matthew y luego a Blake, ella necesitaba una explicación de lo que ahí sucedía, porque los pensamientos que la embargaron no le gustaron en lo más mínimo.—Papá, mamá, abuela —dijo, viendo a sus hermanos, haciéndoles sentir parte de aquel momento—. Les presento a Dakota y Scott Carter, los padres de Alana —dijo.Un nuevo silencio se instaló en la habitación, confundiendo a los hijos que desconocían el pasado de sus padres.—Esto no puede ser —susurró Hope de nuevo. Sus peores temores se cumplieron, Alana era hija de Scott Carter.—¿Qué pasa? —preguntó Alana al darse cuenta de que su padre y sus futuros suegros se miraban como si ya se conocieran.—Es
Las mieles del amor Connor hizo un par de llamadas, mientras su mirada estaba fija sobre las fotos de Alexandra con su estilista, Bruce, a quien le había presentado también como su primo. —Sabes lo que tienes que hacer, esas fotos no pueden salir a la luz —gruñó a quién estaba al otro lado de la línea. Connor escuchó impaciente lo que su interlocutor le decía, asintió un par de veces como si pudieran verle antes de cerrar la llamada y caminar al bar para coger una copa, mientras esperaba que le enviaran la dirección de IP desde donde fueron enviadas las pruebas de la infidelidad de Alexandra. Connor no tuvo que esperar mucho y antes del amanecer, la dirección apuntaba a un periodista de Los Ángeles Time. Por un momento se vio tentado a ir personalmente a la casa del tipo, pero tuvo que contenerse y dejar que alguien más se ocupara del asunto. Resolver los inconvenientes pequeños no era problema suyo. Sin embargo, debía a asegurarse de que nada impidiera su boda con Alexandra. A la
No lloraré por ti «Explícame ¿Qué tienes que ver con esto?»Daphne no se esperó que Connor viniera a su casa tras recibir las fotografías, esperaba que terminara su relación con Alexandra y así poder salvarlo del trágico destino que esa arpía había decretado para él, pero ¿Por qué entonces venía a ella? Y lo más inquietante era saber ¿Cómo sabía él que ella había recibido esas mismas fotografías?—Daphne… —llamó Connor en tono bajo y ronco, caminando con paso decidido hacía ella.Daphne dio un paso atrás por puro instinto, su corazón se aceleró ante la cercanía de Connor, pero no era de emoción sino de miedo. La mirada del actor sobre ella, gritaba peligro.«Connor se ve tan peligroso», pensó.—¡Responde! —gritó, haciendo que Daphne diera un brinco por el susto. Él estaba furioso.—Podría decirte que no sé de lo que hablas —respondió con voz ahogada—. Sin embargo, estás aquí por una razón —dijo Daphne parándose detrás del sillón de la sala, como si fuera un escudo.«Cómo si eso iba a
¿Dónde está Daphne? «¡Se la habían llevado!»El pensamiento de Daphne siendo secuestrada enfrió la sangre de Nash, la gente que entró a su casa posiblemente se dio cuenta de que no era cualquier mujer.El rostro de Daphne era muy conocido por su trabajo y por ser la hija de Blake y Hope Cameron, esos infelices debieron creer que podían sacarle provecho y se la habían llevado. Nash estaba a punto de volverse loco, por lo que se obligó a pensar con positivismo. Tal vez Daphne no estaba en casa, quizá se había marchado a donde sus padres o estaba en el set grabando una de sus tantas series. Tenía que ser así o de lo contrario, Matthew iba a enloquecer si a su hermana llegaba a pasarle algo.Nash pensó detenidamente lo que tenía que hacer, no podía llamar a Matthew y contarle lo sucedido, además era demasiado tarde como para que él estuviera despierto, así que solo le quedaba acudir a Cody, su amigo tenía que ayudarle. Con aquel pensamiento, Nash se dirigió al edificio de Cody.«Dos cab
Sana y salva—¿¡Dónde está Daphne!? —la pregunta vino acompañada de otro golpe, Connor no se defendió y recibió el tercer golpe de Blake, antes de que Larry interviniera.—No vas a encontrar a Daphne, moliendo a golpes a Connor —dijo el hombre, sosteniendo con firmeza el cuerpo de Blake.—¡No debí permitir que tu misión se llevara a cabo en mis estudios! —gruñó con enojo.—Lo siento, Blake, te prometo que averiguaré lo que sucedió y traeré a Daphne de regreso.—Si a mi hija le pasa algo…—¡No va a sucederle nada! —gritó Connor interrumpiendo la amenaza de Blake—. No puede sucederle nada —susurró con vehemencia.Connor arrebató la tablet de la mano de Justin, subió a su auto y salió como alma que llevaba el diablo del estacionamiento.Connor no podía dejar de pensar en Daphne y en el peligro que podía acecharla, ella no podía estar lejos, él la había dejado en casa.«Herida, pero en casa», pensó con enojo.Una hora más tarde, Connor irrumpió en la oficina del agente a cargo de la misió
Hazla felizDaphne se mudó a casa de sus padres, no pudo negarse. Siendo sincera consigo misma, debía admitir que sentía miedo de volver a su piso, tampoco deseaba ver el destrozo que aquella gente debieron dejar, buscando algo que no encontraron.—¿Llamarás a Matt? —preguntó Henry sentándose junto a Daphne.—Dejemos que Matt disfrute de sus pequeñas vacaciones forzadas —dijo la joven, abrazando a su hermano.—Sabes que va a molestarse, ¿verdad? —cuestionó.—Lo sé Henry, pero estoy bien y eso es lo que cuenta, ¿no? —respondió.Henry asintió.—Aún pienso que deberías llamarle y decirle —insistió.Daphne revolvió los cabellos rubios de su hermano, antes de ponerse de pie, había quedado con Ava y Cody para visitar a Liam en la clínica.—¿Te vas? —preguntó Henry al verla coger su bolso.—Sí, pero no te preocupes, no iré sola —le dijo para tranquilizarlo.—Ten cuidado —pidió Henry antes de verla partir.El trayecto al hospital demoró debido al tráfico de la ciudad.—No puedo creer que Conn
Marido y mujerLos siguientes días pasaron cómo si el tiempo tuviese prisa, por lo menos así fue para Daphne Cameron, quién luego de su perturbadora experiencia con la mafia rusa, no salía de casa sin guardaespaldas o en compañía de alguien capaz de protegerla.—No me gusta que me sigan a todos lados —dijo la joven actriz, mientras tomaba un sorbo de su batido, había aceptado la invitación de Isaac aquella tarde. Ella estaba dispuesta a olvidarse de Connor y el policía era un tipo muy atractivo y caballeroso.—Es por tu bien, Daphne, si yo fuera tu padre haría exactamente lo mismo —dijo con seriedad el agente.Daphne lo miró por unos breves minutos, Isaac no tenía edad para ser su padre, pero tampoco era un jovencito de su edad. Ella le calculaba alrededor de unos treinta o treinta y cinco años.—No tienes edad para ser mi padre —expresó con una ligera sonrisa.Isaac la miró y correspondió.—Tienes razón, pero si lo fuera…—Isaac —susurró Daphne con una clara advertencia en su voz.—E
La misión ya está cumplida. Cuando la pareja se besó, Daphne solo deseó desaparecer, quería que la tierra se la tragara y la escupiera en cualquier parte del mundo o del universo. No importaba el lugar, siempre y cuando fuera lejos de allí. —¿Estás bien? —preguntó Isaac al sentirla temblar. —Sí, estoy bien —mintió. Isaac le sonrió, el hombre no esperó sentirse atraído por Daphne cómo lo estaba, los días que habían compartido eran de los pocos a los que él podía llamar buenos. Su trabajo no le había permitido echar raíces, era demasiado peligroso. Tanto que se había alejado de sus padres y hermanos para mantenerlos a salvo. Quizá eso mismo era lo que le atraía de Daphne, su inteligencia para ponerse a salvo por su cuenta, quizá ella era la mujer indicada, la que tanto había esperado. —¿Quieres salir? —le preguntó. Daphne asintió y caminó del brazo de Isaac al jardín, donde la fiesta de la boda se llevaba a cabo. —Eso de ser famosos debe ser como llevar una losa sobre los hombros
¡Tres semanas!Tres semanas era el plazo que Abby le había dado a Isaac para casarse con ella. Isaac se había sorprendido, pues esperaba que su prometida planificara la boda de sus sueños, sin embargo, Abby había decidido todo lo contrario.«El tiempo es oro y la vida es muy corta para perder más el tiempo, Isaac. Yo estoy segura de mis sentimientos por ti y si en tu corazón no existe duda alguna de que me amas, no entiendo por qué debemos esperar. ¿Qué vamos a esperar?»Aquellas palabras habían sido decisivas para Isaac. Él no iba a negarse a convertir a Abby en su esposa y compartir con ella por el resto de su vida.Las tres semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. Bárbara Hamilton había convocado a toda la familia para solicitarles su participación y planificación de la boda.Si la familia se vio sorprendida por el repentino anuncio, se abstuvieron de hacer comentario alguno y participaron muy activamente hasta en el más mínimo detalle de la fiesta.Hope y Daphne fueron las en
Abby miró su reloj por enésima vez, el pequeño aparato marcaba las ocho de la noche y quince minutos e Isaac no daba señales de vida.—¿Dónde te has metido? —musitó en voz baja, mientras caminaba a su balcón, ya ni recordaba las veces que lo había hecho en los últimos cinco minutos.Abby estaba tentada a llamarle y preguntarle, pero… ¿Qué iba a preguntar? ¿Si se había arrepentido? ¿Qué de repente se había dado cuenta de que no eran el uno para el otro? Ella negó con brusquedad, como si de esa manera los malos pensamientos se alejaran de su cabeza.Eran pensamientos que no debía tener, que no debía siquiera pensar.—Isaac —lo llamó.Abby se acercó a la ventana de nuevo, caminó un par de veces, miró su reloj y apenas habían pasado tres minutos.Estaba a punto de caer en la desesperación, incluso estaba tentada de llamar a la policía, pero cuando sus ojos se fijaron en el auto que estacionó frente a la entrada de su casa, ella se olvidó de todo, salió de su habitación y corrió escaleras
Un sentimiento de enojo se apoderó del cuerpo de Isaac y un deseo de ir y golpear al hombre barrió por cada fibra de su ser, sin embargo, no se movió de su sitio. Se obligó a estar de pie, justo allí donde estaba.—Isaac —murmuró Connor, el hombre no tuvo ningún problema en reconocérselo y sin saber por todo lo que el ex agente había pasado se acercó para darle la mano.Isaac de nuevo estuvo tentado a no corresponder el saludo, pero terminó extendiendo su mano, recordando que el motivo de su secuestro también tuvo que ver con su trabajo. Ser un agente no era fácil y llevaba muchos riesgos y en el fondo agradeció no haber sabido qué Connor vivía, pues con seguridad habría revelado la verdad ante tantas torturas a las que había sido sometido.—Connor —dijo, sorprendiendo al hombre, pues en todos esos meses, seguía utilizando el nuevo nombre que le fue otorgado.Daphne carraspeó para llamar la atención de los hombres, pues la presencia de Isaac en casa de sus padres y luego de tanto tiem
Abby dejó escapar un ligero gemido, su cuerpo estaba dolorido, pero de esa manera deliciosa, con esas señales inequívocas de haber hecho el amor toda la noche.—Buenos días mi Ángel —saludó Isaac dejando un sendero de besos húmedos por sus hombros y mordiendo el lóbulo de su oreja.—¿Cómo llegamos aquí? —preguntó, la chica al darse cuenta de que estaba sobre una cómoda y suave cama.—Exactamente, no lo sé —Isaac se rio—. ¿Importa? —preguntó sin dejar de reír.El sonido de aquella risa inundó el corazón de Abby, que bien se sentía, era como estar en el lugar correcto, con la persona correcta.—Lo único que me importa es saber que estás aquí, conmigo —respondió, girándose para quedar frente a frente con Isaac.—Abby —susurró, perdiéndose en su mirada, Isaac estaba tentado a tomar los labios de la muchacha y volver a perderse entre las mieles del amor, sin embargo, era consciente de que no todo era pasión. Ellos se habían entregado por completo y él deseaba hacer las cosas bien y bonitas
«Deseo hacerte el amor»El cuerpo de Abby tembló ante tal declaración, su corazón se aceleró y su intimidad se humedeció casi de inmediato.—Isaac —susurró, mirándolo a los ojos con intensidad.—Abby…El ex agente estaba a punto de retractarse, quizá no había sido el mejor momento, tampoco era el mejor lugar, por lo que, haciendo acopio de su fuerza de voluntad, intentó apartarse del cuerpo de la joven.Abby adivinó sus intenciones y antes de que se pudiera alejar lo haló de la camisa y tomó su boca en un beso desenfrenado, presionándose contra él de tal manera que no pudiera escapar.Isaac tampoco deseaba huir, él no era un don Juan, no tenía ningún interés en nadie más que no fuera Abby, tampoco la quería para una noche de aventura. Él deseaba que su Ángel formara parte de su vida y felicidad por el resto de sus días.Quizá estaba comportándose de manera egoísta a ojos del mundo, sin embargo, era todo lo que él deseaba. No pedía nada más a la vida, no quería nada más.El bes
Isaac se quedó de piedra por unos breves segundos, antes de cerrar los ojos, tomar el cuello de Abby y corresponder el beso.Abby gimió al sentir la lengua de Isaac abrirse paso por su boca y de dominar el beso, se vio sometida por la fuerza y la destreza del hombre, mientras Henry y Romina miraban en completo silencio la situación.—Creo que estamos de más —murmuró Romina, acercándose a Henry.El muchacho asintió y no se fijó en lo cerca que estaba su querida enemiga.—¿Por qué no me invitas una copa? —preguntó Romina.Henry se giró para verla y sus labios casi quedaron juntos, él tragó, la última vez que habían estado muy cerca uno del otro, había sido dos años atrás, mientras celebraban el cumpleaños número dieciocho de Romina.—¿Quieres que te invite? —preguntó Henry desconcertado.—No tengo nada mejor que hacer y ver a una pareja comerse delante de mí, no es mi fetiche —mencionó.Henry miró a Abby y se dio cuenta de que definitivamente no iba a recuperar a su prima esa noche, así
—¿No es Romina, la pequeña minina? —preguntó Alexander, señalando en dirección del auto de Isaac, mientras él rodeaba el carro para subirse al lado del piloto. —¡Cállate! —gritaron Henry y Abby al mismo tiempo.—¡Qué carácter! —gruñó Alexander, ganándose una mirada severa y amenazadora por parte de sus primos.—Será mejor que no te metas con ella, Henry aún está sensible —susurró Lucas, el menor de los cuatro, desconocía con exactitud lo ocurrido, pero era evidente la tensión que existía entre Romina y Henry.Alexander se encogió de hombros y se dirigió a su auto.—Los veré en el centro comercial —dijo, mientras Henry apretada los puños y Abby esperaba tener una buena respuesta por parte de Isaac esa noche. —¿Vienes conmigo o con Henry? —preguntó Abby a su hermano, Lucas tenía el auto en el taller y su padre se había negado a darle otro.—Valoro mi vida lo suficiente como para ir contigo, hermanita, te veo en el centro comercial —respondió Luca, subiendo al auto de Henry con
«Así que no volverás a librarte de mí»Isaac sintió que su corazón latió fuerte dentro de su pecho y le fue imposible no sonreír ante el rostro sonriente, decidido y feliz de Abby.—¿No estás molesta? —preguntó, aún no habían aclarado su abrupta partida y aunque Abby había mencionado que no era necesario, no podría avanzar si no trataba el tema con la importancia que tenía.—Al principio estuve molesta conmigo misma por no darte la mano ese día, pero tienes que reconocer que no estaba preparada para descubrir que no eras Xavier —comentó levantándose de su silla y caminando en su dirección, pero sin llegar a acercarse tanto.Abby se detuvo, se sentó sobre el escritorio y se cruzó de piernas.Isaac se mordió el labio ante las acciones de Abby, mientras se preguntaba: ¿En qué momento se había convertido en una joven atrevida? Y no es que le molestara la nueva actitud de Abby, todo lo contrario, aun así…—Lo siento —dijo al darse cuenta de que Abby esperaba una reacción por su parte.—Ten
«Abby»El cuerpo de la joven tembló, su corazón latió casi con violencia dentro de su pecho. Había pasado tanto tiempo desde aquella última vez que se habían visto, desde aquella extraña y fría despedida.—Isaac…El exagente le sonrió, no podía hacer otra cosa. Jamás imaginó que encontraría a Abby justamente en la puerta de la mansión Cameron.—¿Qué haces aquí? —preguntaron al unísono.El silencio se instaló entre ellos luego de aquella pregunta, Isaac no sabía si debía responder y Abby estaba tan asombrada que no encontraba su voz.Isaac se fijó en la mano sobre la mano de Abby, no la había retirado, y así fue como fueron sorprendidos cuando la puerta se abrió.—¡Señorita Hamilton! —pronunció la muchacha.Abby le sonrió, pero se lamentó la interrupción, seguramente ahora venía la despedida y no volverían a encontrarse.—Señor Harper —saludó la muchacha al darse cuenta de la presencia de Isaac —¿Cuánto tiempo sin verlo? —exclamó.Isaac le sonrió, mientras Abby lo miraba de manera inte