lylaUna cita.Esas palabras resonaron en mis oídos durante todo el camino fuera del palacio. Javier me guió por la entrada trasera que Rashid y yo habíamos usado todas esas noches atrás para escabullirnos por el palacio y evitar miradas indiscretas. No dijo nada al respecto cuando pasamos por allí,
Estaba tan jodida."No sé qué hacer".Al escuchar el temblor en mi voz, odié lo patética que sonaba. Estaba tan débil. Llorando por una maldita situación que creé. Sin embargo, mi ira no me permitía retractarme, no cuando todo mi futuro dependía de que este contrato se cumpliera.Ya lo había cumplid
TW: contenido sexual oscuro, esclavitud intensa, asfixiaRashidApretando mis manos a mis costados, la ira aumentó en mí cuando Lyla y Javier saltaron lejos el uno del otro rápidamente.Los hombros de Lyla estaban encorvados y la culpa coloreaba su rostro."Respóndeme."“Yo… nosotros solo estábamos…
Entonces, ¿por qué me dolía pensar que todo esto era una simple transacción para ella?Sacudí la cabeza y traté de deshacerme de esos pensamientos. "Lo haré. Con una condición."Ella frunció. "¿Qué?""Ven conmigo a la Sala Roja".***El viaje transcurrió en un silencio sepulcral.Agarrando con fuerz
Parpadeé un par de veces mientras mi visión se aclaraba por el repentino cambio de iluminación.Mirando a mi alrededor, me di cuenta de que esta habitación era muy diferente a la anterior que habíamos experimentado juntos. Todavía estaban las cosas típicas que tenía la otra habitación, como el sopor
La humedad de mi coño se filtró por mis muslos, cubriéndose con una fina capa de resbaladizo. Todo mi cuerpo temblaba tanto que prácticamente vibraba contra la barra de metal, golpeándome las caderas.“¡¡Rashid!!” Le rogué. "¡¡Por favor!! ¡Necesito correrme!Me dio una palmada en el culo adolorido,
Me estremecí. Estaba tan cerca que lo noté. Quería que se derramara dentro de mí y me reclamara como de costumbre. Lo quería... lo necesitaba.Hice una mueca cuando apretó las correas de mis brazos, sintiendo algo clavándose en mi piel cuando lo hizo. Miré hacia arriba y torcí mis muñecas, viendo al
lylaMirando al techo sin pestañear, mi teléfono vibró junto a mi brazo cuando mi alarma se negó a posponerse por sí sola.La luz del amanecer bañaba mi habitación con un suave resplandor anaranjado, contrarrestando por completo mi estado de ánimo deprimido.Odiaba lo bonito que se veía afuera porqu