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Capítulo550

En ese momento, se escuchó una risa alegre y el señor Castro subió a la cima de la montaña con grandes zancadas.

—¡Abuelo, qué sorpresa verte aquí!

Lucía se alegró y junto con Christian y Hugo, fueron a recibirlo.

—Oh, escuché que tú y Christian habían regresado de Valencia y estaban en la cima de la montaña trasera. Supuse que estaban refinando alquimia, así que vine especialmente a ver cómo iban las cosas.

El señor Castro dijo sonriendo.

—Abuelo, has venido en el momento justo. Christian acaba de refinar la píldora de verdadera esencia. Estaba pensando en usarla como un truco publicitario y realizar otra venta...

Lucía repitió su idea, esperando obtener el apoyo del señor Castro.

—¡Es una gran idea!

El señor Castro quedó sorprendido y asintió en señal de acuerdo.

Lucía había sido mimada y orgullosa desde pequeña, y él no esperaba que ella pudiera tener una idea de marketing tan brillante. Fue algo inesperado para él.

—Hermano, ¿has escuchado? ¡Incluso el abuelo está de acuerdo con mi
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