Capítulo 40: Vuelve

*Amaya*

Me acunaron bajo una cama de musgo suave y aterciopelado. Olía a lluvia sobre grandes hojas de roble. El aire tenía una frescura antinatural que podía sentir pinchando mi piel.

Mis muñecas y tobillos ya no ardían. Después de que me rompí la pierna, incluso después de que sanó, persistió una leve punzada que apenas me dolía, pero lo suficiente para recordarme que mi pierna no era la misma. Pero mientras yacía sobre el musgo, mi pierna se sentía increíble, mejor que nunca antes del descanso. No sentí nada restante de la marca de Caine.

Lentamente abrí los ojos, preparándome mentalmente para el dolor de adaptarse a la luz del sol, pero nunca sucedió. El sol brillaba pero en lugar de una brillante luz amarilla omitía un suave resplandor gris.

Me senté y crucé las piernas debajo de mí. Cerré los ojos mientras inhalaba profundamente y exhalaba lentamente. El aire sabía diferente, no podía entender del todo por qué ni cómo pero sabía que no