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Capítulo 897

Simón sonrió feliz. —¿Es este acaso el turno de mi suerte?

Pilar se quedó perpleja por un momento y luego apresurada le dijo: —Se ha ganado un gran premio, tiene varios miles.

—Oh, parece que la suerte me acompaña, — bromeó Simón.

Mientras Pilar ayudaba diligentemente a Simón a recoger las fichas del juego, dijo: —Señor, con tan buena racha, no debería desperdiciarla aquí. Debería probar suerte mejor en otro lado.

—Ustedes reciben una comisión por acompañar a los jugadores, ¿verdad? — Sonrió muy amable Simón.

Pilar también sonrió y dijo: —Así es, señor. Ya sea canjeando fichas o convirtiéndolas en efectivo en el futuro, recibimos una correspondiente comisión. De hecho, es nuestra principal fuente de ingresos, ya que no tenemos un salario fijo.

Pilar no ocultó nada en lo absoluto y Simón lo entendió perfectamente.

Después de todo, ¿por qué alguien estaría allí para acompañarte si no fuera por eso?

Simón tenía una idea muy general de algunas cosas en la ciudad del juego.

Ganar dinero era
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