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Capítulo 1867

—¿Aarón? — Simón reflexionó un momento y dijo: —Quieres que le haga cambiar de opinión, ¿verdad?

—Exactamente. Recuerda, no debes matarlo. No importa el método que uses, quiero que logres que cambie de opinión. Dame solo un día, solo un día más, y te aseguro que podré hacer que todos guarden silencio.

—Está bien, lo intentaré. Pero ¿podrías permitirme hablar con Isolde un momento? Necesito asegurarme de que está a salvo.

—Por supuesto.

En ese instante, del otro lado de la línea se escuchó el ligero sollozo de Isolde. Con voz temblorosa, ella dijo: —Simón, lo siento mucho… Esto es culpa mía.

—No te preocupes, Isolde. Escúchame muy bien, esto no es tu culpa. Haré todo lo posible por sacarte de ahí. No tengas miedo, ¿de acuerdo?

—Sí lo haré…

Simón intentó seguir reconfortándola, pero el secuestrador tomó el celular de inmediato y dijo: —Basta, Simón. Escucha bien, mi nombre es Santos. Será mejor que recuerdes mi nombre, porque en grupo Fuente Verde te recibiremos con los brazos abiertos.
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