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Capítulo 1587

—¡Es él! —exclamó Servando con un tono lleno de furia, señalando a Simón con el dedo.

—¡Tío, este imbécil fue quien me golpeó! Y, además se atrevió a hacerse pasar por amigo de Castro Virrey y regañar severamente a mi madre —añadió Servando, su voz resonando con indignación y total resentimiento.

En el vestíbulo del hospital, se encontraba en Servando y el hombre obeso que lo acompañaba, junto con un grupo de matones que parecían listos para la confrontación, esto no pasó desapercibido. Su entrada fue rápida y decidida, y en cuanto Servando identificó a Simón, la tensión en el aire se tornó palpable.

Al ver que Servando había señalado a Simón, Ruperto Laínez, un hombre de Valivaria con algo de riqueza encima, inmediatamente levantó la mano y ordenó a sus secuaces: —¡Rodeen de inmediato a este tipo!

—Hoy veremos si puedo romperle la boca…

Observando malicioso cómo los matones rodeaban a su grupo con actitud amenazante, Simón utilizó su visión verdadera para examinar detenidamente a todo
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