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Capítulo 1516

La familia Aguirre se miró entre sí.

Ciriaco, después de un momento de reflexión, dijo: —Parece que Jeremías es un hombre bastante sensato. Llévate a Mardonio, deja a Práxedes aquí, y que los demás se vayan de inmediato.

Al oír esto, todos hicieron una inclinación y se marcharon, incluyendo a Teodomiro. El cuerpo de Mardonio también fue retirado.

—Ve a llamar a Jeremías, — ordenó con firmeza Ciriaco.

El sirviente obedeció y se fue.

Ciriaco miró a su hijo y le reprendió severamente: —Mantente en calma. Un pequeño error puede deshacer grandes planes. ¿Entiendes?

Aunque Práxedes estaba muy descontento por lo sucedido, no tuvo más opción que obedecer.

Poco después, Jeremías apareció en la puerta del salón.

Ciriaco se levantó de inmediato, con una amplia sonrisa en el rostro, y se acercó a recibirlo. Tomó la mano de Jeremías y lo condujo directo hasta el sofá, diciendo: —Consuegro, ¿por qué no me avisaste de tu llegada? Podría haberte ido a buscar.

—Ah, me siento avergonzado, — dijo Jeremía
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