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Capítulo 1473

Balbina apretó temblorosa los dientes y levantó la copa para beber de un solo trago. Apenas la bebió, ese sabor desagradable la hizo sentir una oleada de náuseas que la hizo al instante querer vomitar.

Pero Ireneo dijo en tono siniestro: —Si te atreves a vomitar, no habrá ninguna esperanza.

Al escuchar esto, Balbina aguantó las náuseas, tragó de nuevo lo que le subía y luego levantó la vista para sonreírle a Ireneo.

Ireneo se rio satisfecho y dijo: —Muy bien, perra. Ahora ve a lavarte.

Balbina obedeció y se fue al baño, se cepilló los dientes, se duchó, se puso perfume y luego volvió de nuevo con Ireneo.

En ese momento, Ireneo ya estaba desnudo, acostado en el sofá, esperándola.

Balbina sonrió de manera coqueta y se sentó sobre él.

Unos minutos después, Ireneo se había vestido y mirando a Balbina, que estaba cubierta de líquidos, le sonrió y dijo: —Lo hiciste muy bien. Prepárate, te llevaré al evento, pero no me des problemas, o no conseguirás nada en lo absoluto.

—No se preocupe, no
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